El Urbanismo tiene mucho de cocina. El recurrido símil, utilizado como analogía por varias disciplinas por su proximidad al común entendimiento, puede servirnos para desentrañar, en parte, ese "desaguisado" en que se está convirtiendo nuestro barrio, más, y mal, conocido popularmente por el prosaico "SACONIA, Dehesa de la Villa".
El Urbanismo, insistimos, requiere para su honrosa consumación de la preexistencia de aquilatadas soluciones de sedimentada cultura histórica, ó del artificio innovador de brillantes recetas teóricas pergeñadas por hábiles maestros. De ambas sustancias se nutrió el alumbramiento del repertorio de materias y condimentos de lo que constituyó el PLAN PARCIAL DE LA CIUDAD DE LOS POETAS, aprobado definitivamente en 1965, pero (¡AY!), con remisión del desarrollo final de algunos sectores a proyectos más ajustados al despliegue posterior del sistema de comunicaciones viales contenidas en el Plan Especial de la Red Arterial de Madrid de 1971. Postergación cocinera inicial, y continuada o repetida, de la cantidad y espacialidad de la salazón necesaria que, aún hoy día, nos estropea el plato.
Hacia el último tercio de los años sesenta, la construcción del barrio comenzó a recibir elogios desde la crítica especializada y los sectores profesionales, pero también a suscitar la atención de potenciales usuarios con regular poder adquisitivo, aunque deseosos de degustar soluciones "más nutritivas" que las servidas habitualmente en el mediocre mercado inmobiliario de la época. Aquellos eran tiempos de hambruna especulativa más que permitida, donde escasas realizaciones de vivienda pública merecían comentarios meritorios. Vivienda social hecha para coetáneos del poder, y alguna que otra familia modesta partidaria, pero todas con el mismo problema de vinculación a un entorno desarbolado y desconectado.
La CIUDAD DE LOS POETAS se convirtió así en una curiosa conjunción de ensoñaciones e intereses que muchos no se explican todavía dentro del desvitaminizado panorama que ofrecía el Madrid desarrollista, dominado por la falta de imaginación, la avidez y escualidez empresarial, y el sobrenado preeminente del afán de engorde: "Aquí te pillo, aquí te mato y aquí te como." Hacia finales de los 60, el desarrollo parcial de la primera fase y la publicación de planes y proyectos en diversos medios, atrajo a un creciente número de futuros habitantes entre los que destacaban las capas sociales adscribibles a lo que por entonces se rotulaba como "progresía urbana", vinculadas básicamente a la universidad, la enseñanza o los despachos profesionales. En el otro polo del espectro de comensales aparecían los oficios especializados, las labores manuales y los servicios. En definitiva, un grupo humano, diverso pero con cierta cohesión social, en busca de mejores horizontes urbanos, y que además podía acceder a una vivienda tipo de 88 m2 al precio de 585.000 Pts. de aquellos tiempos, y pagarlas en diez años con un crédito hipotecario de la Caja Postal.
La empresa SACONIA SA, y su orla de sucedáneas familiares, promovía, financiaba -con la colaboración de la mencionada CAJA POSTAL- supervisaba todo el proyecto y construía la mayor parte de las viviendas previstas, subcontratando parte de las instalaciones y oficios a sus propias subsidiarias, resumiendo así la indispensable presencia del llamado "Bloque Inmobiliario". El suelo y los primeros documentos proyectuales (Plan Parcial, Proyecto de Urbanización), los había adquirido la empresa al inicial promotor, Don Conrado Blanco, que fundamentalmente lo era de espectáculos de teatro, tertulias culturales y mecenazgos varios. Aficionado a la poesía, se le ocurrió el reclamo de "Ciudad de los Poetas", y la propuesta de otorgar la correspondiente nomenclatura de calles que ostentaran el recuerdo de versificadores de habla hispana, muchos de ellos caídos aún bajo desgracia política. De ahí que tan romántica pero merecida propuesta fuera rechazada por la autoridad competente del tardo franquismo, que terminó por recurrir al toponímico local. Pero ignoramos porqué, a excepción de la calle central del barrio, ese imprescindible homenaje nunca ha sido retomado como argumento del callejero democrático.
En 1970 la propuesta urbanística y las primeras edificaciones realizadas fueron elegidas, como plausible ejemplo de solución al problema de la vivienda social, para representar a España ante el Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos que tuvo lugar en Buenos Aires. Durante la siguiente reunión de la UIA, celebrada en Madrid en 1975, la Ciudad de los Poetas fue visitada -por el mismo motivo- por un grupo de profesionales de todo el mundo, alertados sobre las bondades de su planeamiento y edificación. Fue entonces cuando los que intentábamos hacer algo desde la renovada Asociación de Vecinos aprovechamos esa presencia para hacer público que no todo eran parabienes, que faltaban equipamientos, infraestructuras y servicios, y que se corría el grave peligro de que las excelencias urbanísticas y constructivas se quedaran en el plano, dada la deficiente gestión, es decir, la arbitraria y limitada interpretación de la "receta" que se estaba llevando a cabo.
Durante los diecisiete años posteriores, catorce de los cuales han transcurrido bajo mandato democrático, descentralizado y mayoritariamente conducido por la izquierda (PSOE y PCE), las sucesivas realidades nos demuestran sin embargo que los errores han sido muchos más que los aciertos. Diecisiete años de cocción urbana a fuego lento, combustión pobre, con ingredientes no previstos, cambio de recipientes y de jefes de cocina, especies que no vienen a cuento y demasiada mercadería de segunda. El prometedor guiso va camino de convertirse en guisote. Diecisiete años de no entender un trozo de territorio ordenado sobre un trozo de papel, necesitado de cuidado diario y de respeto a la idea primaria. Algo, al parecer, muy difícil de hacer viable por una administración cuya estructura funcional histórica la condena a redescubrir, eternamente, la relación del agua con el fuego. Pero además, y esto aún es peor, una generación de viejos habitantes que han olvidado, ó trastocado, sus iniciales apetencias. Y otra, joven y nacida en el barrio, que no parece necesitar el verlo terminado y que tampoco se esfuerza por conservarlo, como si el territorio de la nada -vaticinado por la cosmogonía de los comics- fuera el futuro inevitable.
1 / VARIANTES E INGREDIENTES NO PREVISTOS.
La idea original buscaba desarrollar, sobre un espacio semirural de 45 hectáreas, un núcleo residencial de densidad media, alturas controladas y capaz para un máximo de 28.000 habitantes y cerca de 6.000 viviendas, desagregadas en unidades de súper manzanas, articuladas alrededor de un área comunitaria central, educativa, deportiva o simplemente de recreo, libre y ajardinada, que debería servir como punto de referencia y contacto social. La conexión peatonal entre esos espacios interiores y la propia limitación del tráfico rodado a las vías periféricas, permitiría al viandante, vecino o no, el privilegiar los recorridos a pié.
Para que ello fuera posible resultó esencial el diseño del sistema de patios, pequeñas plazas, tránsitos y franjas porticadas de titularidad privada pero de claro y necesario uso público, articulados e interconectados entre sí y también con los grandes espacios centrales referidos, encomendando significativamente su función, tamaño y tratamiento a los modelos de las ciudades árabes y medievales. Todo el sistema debería haber confluido en un Gran Centro de Barrio, ubicado inicialmente en el sur, próximo a la Dehesa de la Villa y que hoy ocupan los nuevos desarrollos de viviendas en torre y el llamado Centro Integrado. La cuidadosa articulación de plazas y patios, así como su esmerado tratamiento -fruto ambos de la labor de uno de los mejores arquitectos paisajistas de este país- fue uno de los valores mas celebrados por aquel entonces. Las alternativas a la red viaria, la presión de los promotores con intereses puntuales, la penosa gestión de la administración y la exigua demanda reivindicativa del colectivo social, ha hecho posible que las cosas deriven hacia peores resultados y, lo que aun es mucho peor, a despachar soluciones "al uso", es decir mediocres, cuando se había proyectado un sistema potencialmente creativo y distinto.
Los trazados inicialmente no previstos de la red arterial principal -Tercer y Cuarto Cinturón primero, Avda. de Antonio Machado después y, finalmente, Eje Sinesio Delgado-Puerta de Hierro, o nueva Avenida de Los Pinos- impactando sobre un estructura viaria local bien planteada pero mal interconectada en sus bordes, obligo a la relocalizacion y condensación de volúmenes edificables sobre las zonas de Belmonte, Peña Chica, Valdezarza y Valdeconejos. Aparecieron así los neoyorquinos conjuntos de torres que caracterizan a los sectores este y sur del barrio, y que se aglomeran entre calles nuevas estrechas y traseras de vivienda baja tradicional. Se venia a "compensar" los espacios libres requeridos por las nuevas vías con la saturación edificada del suelo y del cielo. La "Técnica Municipal" no se cuido, ya en esta primera oportunidad, de mantener y completar en escala, altura y articulación del espacio, la original estructura urbana original.
Cuando se puso en marcha la Revisión del PLAN GENERAL 1985, y estaba en vigor la actualización a la baja, a través de convenios, del planeamiento ya aprobado pero pendiente de desarrollo, se propuso adecuar todo el borde del Plan Parcial que aún faltaba construir a una escala intermedia respecto a los barrios de vivienda baja de Belmonte, Peña Chica, El Cerro y Margarita Díaz, que se estimaba mantener y rehabilitar. (3) A pesar de firmarse un acuerdo con la Junta de Compensación de la Ciudad de los Poetas, esa solución fue descartada y hoy día las alturas han vuelto a crecer y los barrios citados forman parte de un paquete entregado a la iniciativa privada bajo el título de "Bolsas de deterioro urbano", cuyo final es ciertamente incierto. En el mismo convenio, la Gerencia Municipal de Urbanismo habría establecido la obligación de arreglar y completar la urbanización del barrio a cambio de nuevas licencias; hoy día, se sigue construyendo sobre un suelo con nula o inacabada urbanización, descuidado, con problemas en las redes de servicios y donde la técnica municipal continúa ejercitándose en las prácticas viales.
El nuevo Plan General introdujo otras variables que han incidido, tanto en planteamiento como en resolución, sobre los aspectos positivos de la Ciudad de los Poetas. Las asignaciones de nuevos usos a algunos de los grandes solares interiores destinados con anterioridad a la educación y el recreo, han acabado por convertirse en aparcamientos para residentes -a cambio de los previstos jardines-, uno ya construido, pésimamente rematado y aprisionando entre sus dos accesos la perpleja cabeza de Antonio Machado, y otro a punto de entrar en el concurso de ofertas con sospechoso idéntico final. Siendo necesarios como solución a los problemas de estacionamiento, su tratamiento urbanístico no puede ser más lamentable a pesar de las promesas realizadas. El Plan General también introdujo, utilizando La reserva de suelo para parque local, un Centro Integrado, por ahora más propagandístico que real, y también mal acabado, a pesar de su correcta localización y su indudable aportación a las necesidades del barrio y entorno, aportación controvertida por su mala gestión y el dirigismo burocrático. Resulta curioso, por ejemplo, que el único de los equipamientos no municipales que figuraba en las previsiones iniciales del primer Plan Parcial, cuya localización o "integración", final a partir del Plan General de 1985, fue largamente denegada por la Gerencia Municipal de Urbanismo dirigida por la izquierda, parece ser hoy día uno de los edificios qué presenta mejor construcción, funciona más a nivel social y está dando, realmente, animación al conjunto: la Parroquia.
El Plan abrió finalmente las puertas al peor de los virus que podría afectar a la concesión primigenia del barrio como un territorio compartido entre habitantes civilizados, la posibilidad de vallar espacios privatizadles, el resto de la catástrofe ha llegado por tres conductos diversos que han terminado por complementarse:
- Un nuevo sector socio económico de habitantes que han comprado viviendas más grandes, caras y "proseguibles", e intentan gozar, merecida o restringidamente, de su estatus, que incluye una piscina, un jardín y una pequeña cancha deportiva.
- Un contexto socialmente problemático, como corresponde a toda periferia intermedia y subdesarrollada, que amenaza la propiedad y seguridad personal, amén de acelerar la degradación física.
- Un técnico, de la Junta de Distrito, que asume finalmente la interpretación más letal, para la concepción primigenia del barrio, de la nueva norma sobre cerramientos del Plan General, sin evaluar las originales disposiciones del Plan Parcial ni el valor socio urbanístico de las mismas.
Como resultado, un barrio que comienza a trocearse con vallas, setos, cerramientos y usos privativos diversos, poniendo en peligro no sólo la estética urbana, sino también la propia convivencia y seguridad común. Toda la buena voluntad de un técnico seguramente entendido e imparcial, pero poco atento y sensible, ha propiciado que desde la Junta de Distrito se nos sirva un laberinto donde antes habla un territorio abierto. Eso que había definido lo urbano, que habíamos ganado en este barrio, empieza a ser imposible y nos acerca de nuevo a la tribu.
2 / DESCUIDOS EN LA COCCION:
No es improbable que algún día nos encontremos con el guiso urbanístico de nuestro barrio quemado, inservible, convertido en un mazacote más, como los que abundan en esta ciudad. Aparte de la distorsión en los ingredientes que estropean la original sustancia, la Ciudad de los Poetas no ha merecido el oportuno cuidado en estos más de veinte años de inconcluso desarrollo. En un alimento comunitario, como el urbanismo, todos tenemos la obligación de estar atentos, aunque el grado de responsabilidad sea directamente proporcional al poder cívico que se ejerza. Veamos algunos ejemplos correspondientes a la administración:
- Áreas de indefinición urbanística, abandonadas y sin conservaci6n.
- Específica ausencia de mantenimiento en los terrenos de propiedad municipal sin edificar.
- Falta de conservación de las redes de servicios y de las vías públicas.
- Negligencia en el seguimiento de las obras de los monopolios de servicios públicos: Gas, Electricidad, Teléfonos, Canal de I-II contribuyendo al deterioro físico.
- Burocracia y lentitud en el desarrollo de los equipamientos, y en la urbanización de la periferia.
- Falta de control sobre el aprovechamiento privado de la vía publica.
- Aparcamientos y plataformas de descarga privada ocupando calles transversales a Juan Andrés. Invasión de aceras por quioscos. Aparcamiento de grandes transportes sobre Antonio Machado.
- Ausencia de supervisión y acción subsidiaria en las obras de urbanización, algunas pendientes desde hace quince o veinte años.
- Nuevas áreas en desarrollo sobre El Cerro y Belmonte, Parque de María Luisa, bulevar Federico Carlos Sainz de Robles, nuevo Aparcamiento de Residentes (PAR), bulevar Camino de Peña Grande.
- Aplicación de normas represivas para el problema del tráfico y estacionamiento de vehículos, en lugar de reordenarlo (hay propuestas del correspondiente gabinete municipal desde 1979), completar la urbanización de la red viaria conectándola con el sistema periférico y ampliar líneas y recorridos del transporte público.
- Empobrecimiento y abandono de las fiestas propias de la Ciudad de los Poetas, sin un criterio coherente a cambio.
- Gestión también empobrecida del Centro de Servicios Sociales y del Centro Cultural, con desaprovechamiento de los edificios y locales, sujetos a un mantenimiento irregular.
- Burocracia y mala gestión en el problema de los vallados de los espacios ínterfases de la urbanización. Casi dos años lleva ya la tramitación de un expediente de derribo de cerramiento en el caso de la Cooperativa MERCURIO, Fase 12, por entorpecimiento de accesos comunes.
- Ausencia del necesario control sobre la estética de las nuevas construcciones, a pesar de ser una condición teórica del entorno urbano, divulgada y de común acuerdo y figurar además como obligatoria, tanto en las normas particulares del barrio, como en las generales de Madrid.
Pero responsable, a su nivel, es también el usuario habitante y, en primer lugar, por no ejercitar más asiduamente ese derecho frente a la administración. He aquí algunos de sus clásicos abandonos y descuidos:
- Transformaciones voluntaristas del exterior del hábitat, sin criterios sobre el entorno común general ni el más particular del edificio. Inicialmente justos y necesarios, esos cambios por mejora y adaptación de la vivienda a las necesidades, se realizan fuera de toda calidad constructiva y de correspondencia estética, contribuyendo a degradar el marco físico común y el valor de ese hábitat.
- Criterio restricto del sentido de propiedad, y consecuente obligación de cuidado y mantenimiento. En efecto, el sistema volumétrico de bloques abiertos en propiedad horizontal, que permite la liberalización del suelo común, no señalizado expresamente, provoca que ese sentido se reduzca al espacio expresamente delimitado de la vivienda, situación que se agrava por la diversa procedencia territorial de los habitantes y, por lo tanto, la ausencia de códigos fáciles, asentados y compartidos de convivencia. Como resultado de ello, todo lo externo a la vivienda no se reconoce como propio, y en ellos es posible permitirse, y tolerar, un uso menos responsable.
- Estratificación creciente del colectivo social que favorece la falta de contacto y la inhibición comunitaria y, consecuentemente, la inexistencia de una "visión compartida" sobre el barrio.
- Debilidad estructural, y de acción, de las organizaciones de base, absorbidas por la maquinaria administrativa y abandonada por el colectivo social, haciendo inviable el cumplimiento de su rol de liderazgo revindindicativo.
Sobre la indiferencia de los habitantes hacia su propio entorno (algo que sólo las nuevas sociedades urbanas profesan), podríamos aportar muchos más ejemplos, constatar hechos cotidianas que todos conocemos y, sólo a veces reprobamos, pero aquí, que cada cual aguante su propia vela, y agregue el que más le disguste, sin olvidarse, claro está, de la revisión de los propios.
Admitamos, como referencia justificadora, que muchas de las acciones negativas o no acciones de los habitantes, se deben a respuestas condicionadas por las omisiones, de mayor rango y ejemplo, que genera la misma administración pública, y un aspecto de ello es suficiente para comprenderlo: la responsabilidad por el acabado físico del barrio y su conservación, así como la de una urbanización adecuada de la periferia, incluyendo en ello la resolución de los problemas sociales, pobreza, marginación, alcoholismo, droga, paro, carencia de vivienda, etc., que sólo compete a los poderes administrativos. Su consecuencia es que los residentes en ese mismo espacio urbano, interiorizan la visión de un sistema urbanístico inestable, donde numerosos terrenos abandonados permiten o posibilitan e1 vaciado de de basuras, el uso como taller al aire libre, los asentamientos temporales convertidos en eternos, el vagabundeo de animales, la quema nauseabunda de materiales de deshecho, la proliferación de la inseguridad, etc.
Si todo lo que hasta aquí hemos apuntado, fuera valorado económicamente como lo que es, es decir, como una deseconomias sobre el valor activo del barrio, nos daríamos cuenta de su importancia. Pero su cálculo es complejo, y requiere una prolija acumulación de datos estadísticos difíciles de obtener. Por ello hemos recurrido a datos más "domésticos" que nos puedan hacer patente las diferencias existentes entre lo que vivir aquí nos cuesta, y lo que recibimos a cambio.
3 / CARO, UN POCO PASADO, Y MAL SERVIDO:
Recordábamos en los inicios de éste ya largo artículo, que cuando nos sentamos a la mesa el plato prometía ser, si no exquisito, al menos bien presentado, sustancioso y de buena digestión. En aquella sociedad madrileña de fines de los sesenta, tal posibilidad atraía a esperanzados comensales sin demasiadas posibilidades monetarias, pero con cierto deseo gustoso de compartir, democráticamente, mesas nuevas y mejor servidas. Quizás fue por eso que entonces, por el mismo tiempo, mientras arreciaba en España la búsqueda generalizada de nuevos horizontes, la Ciudad de los Poetas se pobló de personas y personajes provenientes de la izquierda cultural, científica, política y artística, lo que acab6 por granjearle el mimético nominativo de "ROJONIA". Tal vocación no podía menos que evidenciar-se en las primerizas urnas de la época:
VOTO ELECCIONES 1977/79 CIUDAD DE LOS POETAS / MONCLOA
El Urbanismo, insistimos, requiere para su honrosa consumación de la preexistencia de aquilatadas soluciones de sedimentada cultura histórica, ó del artificio innovador de brillantes recetas teóricas pergeñadas por hábiles maestros. De ambas sustancias se nutrió el alumbramiento del repertorio de materias y condimentos de lo que constituyó el PLAN PARCIAL DE LA CIUDAD DE LOS POETAS, aprobado definitivamente en 1965, pero (¡AY!), con remisión del desarrollo final de algunos sectores a proyectos más ajustados al despliegue posterior del sistema de comunicaciones viales contenidas en el Plan Especial de la Red Arterial de Madrid de 1971. Postergación cocinera inicial, y continuada o repetida, de la cantidad y espacialidad de la salazón necesaria que, aún hoy día, nos estropea el plato.
Hacia el último tercio de los años sesenta, la construcción del barrio comenzó a recibir elogios desde la crítica especializada y los sectores profesionales, pero también a suscitar la atención de potenciales usuarios con regular poder adquisitivo, aunque deseosos de degustar soluciones "más nutritivas" que las servidas habitualmente en el mediocre mercado inmobiliario de la época. Aquellos eran tiempos de hambruna especulativa más que permitida, donde escasas realizaciones de vivienda pública merecían comentarios meritorios. Vivienda social hecha para coetáneos del poder, y alguna que otra familia modesta partidaria, pero todas con el mismo problema de vinculación a un entorno desarbolado y desconectado.
La CIUDAD DE LOS POETAS se convirtió así en una curiosa conjunción de ensoñaciones e intereses que muchos no se explican todavía dentro del desvitaminizado panorama que ofrecía el Madrid desarrollista, dominado por la falta de imaginación, la avidez y escualidez empresarial, y el sobrenado preeminente del afán de engorde: "Aquí te pillo, aquí te mato y aquí te como." Hacia finales de los 60, el desarrollo parcial de la primera fase y la publicación de planes y proyectos en diversos medios, atrajo a un creciente número de futuros habitantes entre los que destacaban las capas sociales adscribibles a lo que por entonces se rotulaba como "progresía urbana", vinculadas básicamente a la universidad, la enseñanza o los despachos profesionales. En el otro polo del espectro de comensales aparecían los oficios especializados, las labores manuales y los servicios. En definitiva, un grupo humano, diverso pero con cierta cohesión social, en busca de mejores horizontes urbanos, y que además podía acceder a una vivienda tipo de 88 m2 al precio de 585.000 Pts. de aquellos tiempos, y pagarlas en diez años con un crédito hipotecario de la Caja Postal.
La empresa SACONIA SA, y su orla de sucedáneas familiares, promovía, financiaba -con la colaboración de la mencionada CAJA POSTAL- supervisaba todo el proyecto y construía la mayor parte de las viviendas previstas, subcontratando parte de las instalaciones y oficios a sus propias subsidiarias, resumiendo así la indispensable presencia del llamado "Bloque Inmobiliario". El suelo y los primeros documentos proyectuales (Plan Parcial, Proyecto de Urbanización), los había adquirido la empresa al inicial promotor, Don Conrado Blanco, que fundamentalmente lo era de espectáculos de teatro, tertulias culturales y mecenazgos varios. Aficionado a la poesía, se le ocurrió el reclamo de "Ciudad de los Poetas", y la propuesta de otorgar la correspondiente nomenclatura de calles que ostentaran el recuerdo de versificadores de habla hispana, muchos de ellos caídos aún bajo desgracia política. De ahí que tan romántica pero merecida propuesta fuera rechazada por la autoridad competente del tardo franquismo, que terminó por recurrir al toponímico local. Pero ignoramos porqué, a excepción de la calle central del barrio, ese imprescindible homenaje nunca ha sido retomado como argumento del callejero democrático.
En 1970 la propuesta urbanística y las primeras edificaciones realizadas fueron elegidas, como plausible ejemplo de solución al problema de la vivienda social, para representar a España ante el Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos que tuvo lugar en Buenos Aires. Durante la siguiente reunión de la UIA, celebrada en Madrid en 1975, la Ciudad de los Poetas fue visitada -por el mismo motivo- por un grupo de profesionales de todo el mundo, alertados sobre las bondades de su planeamiento y edificación. Fue entonces cuando los que intentábamos hacer algo desde la renovada Asociación de Vecinos aprovechamos esa presencia para hacer público que no todo eran parabienes, que faltaban equipamientos, infraestructuras y servicios, y que se corría el grave peligro de que las excelencias urbanísticas y constructivas se quedaran en el plano, dada la deficiente gestión, es decir, la arbitraria y limitada interpretación de la "receta" que se estaba llevando a cabo.
Durante los diecisiete años posteriores, catorce de los cuales han transcurrido bajo mandato democrático, descentralizado y mayoritariamente conducido por la izquierda (PSOE y PCE), las sucesivas realidades nos demuestran sin embargo que los errores han sido muchos más que los aciertos. Diecisiete años de cocción urbana a fuego lento, combustión pobre, con ingredientes no previstos, cambio de recipientes y de jefes de cocina, especies que no vienen a cuento y demasiada mercadería de segunda. El prometedor guiso va camino de convertirse en guisote. Diecisiete años de no entender un trozo de territorio ordenado sobre un trozo de papel, necesitado de cuidado diario y de respeto a la idea primaria. Algo, al parecer, muy difícil de hacer viable por una administración cuya estructura funcional histórica la condena a redescubrir, eternamente, la relación del agua con el fuego. Pero además, y esto aún es peor, una generación de viejos habitantes que han olvidado, ó trastocado, sus iniciales apetencias. Y otra, joven y nacida en el barrio, que no parece necesitar el verlo terminado y que tampoco se esfuerza por conservarlo, como si el territorio de la nada -vaticinado por la cosmogonía de los comics- fuera el futuro inevitable.
1 / VARIANTES E INGREDIENTES NO PREVISTOS.
La idea original buscaba desarrollar, sobre un espacio semirural de 45 hectáreas, un núcleo residencial de densidad media, alturas controladas y capaz para un máximo de 28.000 habitantes y cerca de 6.000 viviendas, desagregadas en unidades de súper manzanas, articuladas alrededor de un área comunitaria central, educativa, deportiva o simplemente de recreo, libre y ajardinada, que debería servir como punto de referencia y contacto social. La conexión peatonal entre esos espacios interiores y la propia limitación del tráfico rodado a las vías periféricas, permitiría al viandante, vecino o no, el privilegiar los recorridos a pié.
Para que ello fuera posible resultó esencial el diseño del sistema de patios, pequeñas plazas, tránsitos y franjas porticadas de titularidad privada pero de claro y necesario uso público, articulados e interconectados entre sí y también con los grandes espacios centrales referidos, encomendando significativamente su función, tamaño y tratamiento a los modelos de las ciudades árabes y medievales. Todo el sistema debería haber confluido en un Gran Centro de Barrio, ubicado inicialmente en el sur, próximo a la Dehesa de la Villa y que hoy ocupan los nuevos desarrollos de viviendas en torre y el llamado Centro Integrado. La cuidadosa articulación de plazas y patios, así como su esmerado tratamiento -fruto ambos de la labor de uno de los mejores arquitectos paisajistas de este país- fue uno de los valores mas celebrados por aquel entonces. Las alternativas a la red viaria, la presión de los promotores con intereses puntuales, la penosa gestión de la administración y la exigua demanda reivindicativa del colectivo social, ha hecho posible que las cosas deriven hacia peores resultados y, lo que aun es mucho peor, a despachar soluciones "al uso", es decir mediocres, cuando se había proyectado un sistema potencialmente creativo y distinto.
Los trazados inicialmente no previstos de la red arterial principal -Tercer y Cuarto Cinturón primero, Avda. de Antonio Machado después y, finalmente, Eje Sinesio Delgado-Puerta de Hierro, o nueva Avenida de Los Pinos- impactando sobre un estructura viaria local bien planteada pero mal interconectada en sus bordes, obligo a la relocalizacion y condensación de volúmenes edificables sobre las zonas de Belmonte, Peña Chica, Valdezarza y Valdeconejos. Aparecieron así los neoyorquinos conjuntos de torres que caracterizan a los sectores este y sur del barrio, y que se aglomeran entre calles nuevas estrechas y traseras de vivienda baja tradicional. Se venia a "compensar" los espacios libres requeridos por las nuevas vías con la saturación edificada del suelo y del cielo. La "Técnica Municipal" no se cuido, ya en esta primera oportunidad, de mantener y completar en escala, altura y articulación del espacio, la original estructura urbana original.
Cuando se puso en marcha la Revisión del PLAN GENERAL 1985, y estaba en vigor la actualización a la baja, a través de convenios, del planeamiento ya aprobado pero pendiente de desarrollo, se propuso adecuar todo el borde del Plan Parcial que aún faltaba construir a una escala intermedia respecto a los barrios de vivienda baja de Belmonte, Peña Chica, El Cerro y Margarita Díaz, que se estimaba mantener y rehabilitar. (3) A pesar de firmarse un acuerdo con la Junta de Compensación de la Ciudad de los Poetas, esa solución fue descartada y hoy día las alturas han vuelto a crecer y los barrios citados forman parte de un paquete entregado a la iniciativa privada bajo el título de "Bolsas de deterioro urbano", cuyo final es ciertamente incierto. En el mismo convenio, la Gerencia Municipal de Urbanismo habría establecido la obligación de arreglar y completar la urbanización del barrio a cambio de nuevas licencias; hoy día, se sigue construyendo sobre un suelo con nula o inacabada urbanización, descuidado, con problemas en las redes de servicios y donde la técnica municipal continúa ejercitándose en las prácticas viales.
El nuevo Plan General introdujo otras variables que han incidido, tanto en planteamiento como en resolución, sobre los aspectos positivos de la Ciudad de los Poetas. Las asignaciones de nuevos usos a algunos de los grandes solares interiores destinados con anterioridad a la educación y el recreo, han acabado por convertirse en aparcamientos para residentes -a cambio de los previstos jardines-, uno ya construido, pésimamente rematado y aprisionando entre sus dos accesos la perpleja cabeza de Antonio Machado, y otro a punto de entrar en el concurso de ofertas con sospechoso idéntico final. Siendo necesarios como solución a los problemas de estacionamiento, su tratamiento urbanístico no puede ser más lamentable a pesar de las promesas realizadas. El Plan General también introdujo, utilizando La reserva de suelo para parque local, un Centro Integrado, por ahora más propagandístico que real, y también mal acabado, a pesar de su correcta localización y su indudable aportación a las necesidades del barrio y entorno, aportación controvertida por su mala gestión y el dirigismo burocrático. Resulta curioso, por ejemplo, que el único de los equipamientos no municipales que figuraba en las previsiones iniciales del primer Plan Parcial, cuya localización o "integración", final a partir del Plan General de 1985, fue largamente denegada por la Gerencia Municipal de Urbanismo dirigida por la izquierda, parece ser hoy día uno de los edificios qué presenta mejor construcción, funciona más a nivel social y está dando, realmente, animación al conjunto: la Parroquia.
El Plan abrió finalmente las puertas al peor de los virus que podría afectar a la concesión primigenia del barrio como un territorio compartido entre habitantes civilizados, la posibilidad de vallar espacios privatizadles, el resto de la catástrofe ha llegado por tres conductos diversos que han terminado por complementarse:
- Un nuevo sector socio económico de habitantes que han comprado viviendas más grandes, caras y "proseguibles", e intentan gozar, merecida o restringidamente, de su estatus, que incluye una piscina, un jardín y una pequeña cancha deportiva.
- Un contexto socialmente problemático, como corresponde a toda periferia intermedia y subdesarrollada, que amenaza la propiedad y seguridad personal, amén de acelerar la degradación física.
- Un técnico, de la Junta de Distrito, que asume finalmente la interpretación más letal, para la concepción primigenia del barrio, de la nueva norma sobre cerramientos del Plan General, sin evaluar las originales disposiciones del Plan Parcial ni el valor socio urbanístico de las mismas.
Como resultado, un barrio que comienza a trocearse con vallas, setos, cerramientos y usos privativos diversos, poniendo en peligro no sólo la estética urbana, sino también la propia convivencia y seguridad común. Toda la buena voluntad de un técnico seguramente entendido e imparcial, pero poco atento y sensible, ha propiciado que desde la Junta de Distrito se nos sirva un laberinto donde antes habla un territorio abierto. Eso que había definido lo urbano, que habíamos ganado en este barrio, empieza a ser imposible y nos acerca de nuevo a la tribu.
2 / DESCUIDOS EN LA COCCION:
No es improbable que algún día nos encontremos con el guiso urbanístico de nuestro barrio quemado, inservible, convertido en un mazacote más, como los que abundan en esta ciudad. Aparte de la distorsión en los ingredientes que estropean la original sustancia, la Ciudad de los Poetas no ha merecido el oportuno cuidado en estos más de veinte años de inconcluso desarrollo. En un alimento comunitario, como el urbanismo, todos tenemos la obligación de estar atentos, aunque el grado de responsabilidad sea directamente proporcional al poder cívico que se ejerza. Veamos algunos ejemplos correspondientes a la administración:
- Áreas de indefinición urbanística, abandonadas y sin conservaci6n.
- Específica ausencia de mantenimiento en los terrenos de propiedad municipal sin edificar.
- Falta de conservación de las redes de servicios y de las vías públicas.
- Negligencia en el seguimiento de las obras de los monopolios de servicios públicos: Gas, Electricidad, Teléfonos, Canal de I-II contribuyendo al deterioro físico.
- Burocracia y lentitud en el desarrollo de los equipamientos, y en la urbanización de la periferia.
- Falta de control sobre el aprovechamiento privado de la vía publica.
- Aparcamientos y plataformas de descarga privada ocupando calles transversales a Juan Andrés. Invasión de aceras por quioscos. Aparcamiento de grandes transportes sobre Antonio Machado.
- Ausencia de supervisión y acción subsidiaria en las obras de urbanización, algunas pendientes desde hace quince o veinte años.
- Nuevas áreas en desarrollo sobre El Cerro y Belmonte, Parque de María Luisa, bulevar Federico Carlos Sainz de Robles, nuevo Aparcamiento de Residentes (PAR), bulevar Camino de Peña Grande.
- Aplicación de normas represivas para el problema del tráfico y estacionamiento de vehículos, en lugar de reordenarlo (hay propuestas del correspondiente gabinete municipal desde 1979), completar la urbanización de la red viaria conectándola con el sistema periférico y ampliar líneas y recorridos del transporte público.
- Empobrecimiento y abandono de las fiestas propias de la Ciudad de los Poetas, sin un criterio coherente a cambio.
- Gestión también empobrecida del Centro de Servicios Sociales y del Centro Cultural, con desaprovechamiento de los edificios y locales, sujetos a un mantenimiento irregular.
- Burocracia y mala gestión en el problema de los vallados de los espacios ínterfases de la urbanización. Casi dos años lleva ya la tramitación de un expediente de derribo de cerramiento en el caso de la Cooperativa MERCURIO, Fase 12, por entorpecimiento de accesos comunes.
- Ausencia del necesario control sobre la estética de las nuevas construcciones, a pesar de ser una condición teórica del entorno urbano, divulgada y de común acuerdo y figurar además como obligatoria, tanto en las normas particulares del barrio, como en las generales de Madrid.
Pero responsable, a su nivel, es también el usuario habitante y, en primer lugar, por no ejercitar más asiduamente ese derecho frente a la administración. He aquí algunos de sus clásicos abandonos y descuidos:
- Transformaciones voluntaristas del exterior del hábitat, sin criterios sobre el entorno común general ni el más particular del edificio. Inicialmente justos y necesarios, esos cambios por mejora y adaptación de la vivienda a las necesidades, se realizan fuera de toda calidad constructiva y de correspondencia estética, contribuyendo a degradar el marco físico común y el valor de ese hábitat.
- Criterio restricto del sentido de propiedad, y consecuente obligación de cuidado y mantenimiento. En efecto, el sistema volumétrico de bloques abiertos en propiedad horizontal, que permite la liberalización del suelo común, no señalizado expresamente, provoca que ese sentido se reduzca al espacio expresamente delimitado de la vivienda, situación que se agrava por la diversa procedencia territorial de los habitantes y, por lo tanto, la ausencia de códigos fáciles, asentados y compartidos de convivencia. Como resultado de ello, todo lo externo a la vivienda no se reconoce como propio, y en ellos es posible permitirse, y tolerar, un uso menos responsable.
- Estratificación creciente del colectivo social que favorece la falta de contacto y la inhibición comunitaria y, consecuentemente, la inexistencia de una "visión compartida" sobre el barrio.
- Debilidad estructural, y de acción, de las organizaciones de base, absorbidas por la maquinaria administrativa y abandonada por el colectivo social, haciendo inviable el cumplimiento de su rol de liderazgo revindindicativo.
Sobre la indiferencia de los habitantes hacia su propio entorno (algo que sólo las nuevas sociedades urbanas profesan), podríamos aportar muchos más ejemplos, constatar hechos cotidianas que todos conocemos y, sólo a veces reprobamos, pero aquí, que cada cual aguante su propia vela, y agregue el que más le disguste, sin olvidarse, claro está, de la revisión de los propios.
Admitamos, como referencia justificadora, que muchas de las acciones negativas o no acciones de los habitantes, se deben a respuestas condicionadas por las omisiones, de mayor rango y ejemplo, que genera la misma administración pública, y un aspecto de ello es suficiente para comprenderlo: la responsabilidad por el acabado físico del barrio y su conservación, así como la de una urbanización adecuada de la periferia, incluyendo en ello la resolución de los problemas sociales, pobreza, marginación, alcoholismo, droga, paro, carencia de vivienda, etc., que sólo compete a los poderes administrativos. Su consecuencia es que los residentes en ese mismo espacio urbano, interiorizan la visión de un sistema urbanístico inestable, donde numerosos terrenos abandonados permiten o posibilitan e1 vaciado de de basuras, el uso como taller al aire libre, los asentamientos temporales convertidos en eternos, el vagabundeo de animales, la quema nauseabunda de materiales de deshecho, la proliferación de la inseguridad, etc.
Si todo lo que hasta aquí hemos apuntado, fuera valorado económicamente como lo que es, es decir, como una deseconomias sobre el valor activo del barrio, nos daríamos cuenta de su importancia. Pero su cálculo es complejo, y requiere una prolija acumulación de datos estadísticos difíciles de obtener. Por ello hemos recurrido a datos más "domésticos" que nos puedan hacer patente las diferencias existentes entre lo que vivir aquí nos cuesta, y lo que recibimos a cambio.
3 / CARO, UN POCO PASADO, Y MAL SERVIDO:
Recordábamos en los inicios de éste ya largo artículo, que cuando nos sentamos a la mesa el plato prometía ser, si no exquisito, al menos bien presentado, sustancioso y de buena digestión. En aquella sociedad madrileña de fines de los sesenta, tal posibilidad atraía a esperanzados comensales sin demasiadas posibilidades monetarias, pero con cierto deseo gustoso de compartir, democráticamente, mesas nuevas y mejor servidas. Quizás fue por eso que entonces, por el mismo tiempo, mientras arreciaba en España la búsqueda generalizada de nuevos horizontes, la Ciudad de los Poetas se pobló de personas y personajes provenientes de la izquierda cultural, científica, política y artística, lo que acab6 por granjearle el mimético nominativo de "ROJONIA". Tal vocación no podía menos que evidenciar-se en las primerizas urnas de la época:
VOTO ELECCIONES 1977/79 CIUDAD DE LOS POETAS / MONCLOA
(*) Media legislativa y municipal. Fuente: Estadística Municipal y Grupos Políticos locales.
En los últimos resultados electorales legislativas y municipales, el desencanto, la consolidación democrática, la reposición social en el barrio, y otras consideraciones por el estilo, muestran su reconocible zarpazo, trastocando los porcentajes y acercándonos más a la caracterización sociopolítica del distrito.
VOTO ELECCIONES 1986/87 CIUDAD DE LOS POETAS / MONCLOA
Fuente: Estadística Municipal y Grupos Políticos locales
Durante todo este periodo de diez años que van de 1979 al presente, el control político del distrito ha estado en manos de la izquierda (PCE en sus distintas versiones primero, y PSOE después). Como todos saben, ahora mismo y merced a una OPA POLITICA HOSTIL, estamos bajo el mandato consolidado del Centro-Derecha. Durante ese mismo tiempo, ha sido el barrio de Valdezarza, dentro del cual militamos municipalmente, el único en el distrito donde la izquierda ha mantenido su fuerza dominante, acercándonos a nuestros más próximos vecinos de Tetuán y Fuencarral. Y sin embargo, ¿qué han hecho nuestros administradores correligionarios para mantener esas posiciones y mejorarlas? Analicemos: Valdezarza es, dentro del distrito de Moncloa, el barrio que tiene mayor número de habitantes y familias, y el segundo, después de Argüelles, en densidad de población, número de viviendas y automóviles registrados. Durante los tres últimos años, Valdezarza ha perdido población en beneficio de los otros siguientes distritos madrileños:
SALIDAS de VALDEZARZA/MONCLOA a OTROS DISTRITOS MADRILEÑOS
La Ciudad de los Poetas ha participado de esa corriente migratorio que ha venido ha recambiar sus iniciales estructuras socioeconómicas. Con una población que ronda los 16.500 habitantes, la ocupación preferente es cada vez más la del sector servicios, que domina también en el distrito con un 77 % de la población ocupada. Es decir, el sector productivo punta de las aglomeraciones urbanas, que además demanda un mejor nivel de atención y servicios en todos los aspectos: educación, sanidad, cultura, hábitat, confort, información, etc.
Es esta la población que concibe, como micro entorno ideal de su vivienda, un sistema privado con equipamientos de ocio propio, sujeto a control, y todo ello ubicado en un distrito, como el de Moncloa, enclavado en la zona norte de Madrid, y privilegiado por su condición paisajística, de servicios sanitarios, de enlace con las principales carreteras de salida respecto a la sierra -localización preferente de la segunda residencia- y lógicamente sometido, por todas estas variables de cualificación positiva, a una continua y seria presión sobre el valor del suelo, cuyo principal foco de incremento es el entrono inmediato a la Dehesa de la Villa, y sus salvedades las bolsas de deterioro urbano sobre suelo sin desarrollar, pero dispuestos ya para la especulación, que hemos comentado.
Veamos algunos índices de ese crecimiento, no correspondido por los esfuerzos administrativos.
VALOR DE LA VIVIENDA E INCREMENTO EN RELACIÓN AL DE LA PESETA
Vivienda tipo 88 m2 / 1967-85-89
Fuente: Archivo propio y Tabla Valor Peseta, publicada por Banco Bilbao en1986
Si tomamos como referencia el año de 1985, el incremento real del valor de la vivienda, sin tomar en cuenta la depreciación de la Peseta, es del 72 % en relación al de 1967 (1.005.918 / 585.000). La pregunta sería entonces es: ¿A qué responde ése incremento real? ¿Es que ha habido alguna mejora del entorno, de los transportes, del nivel de urbanización, o de la calidad y cantidad en el mantenimiento? La respuesta, claramente negativa, nos permite deducir lo siguiente:
Parte de ese incremento se debe a la mejora en la construcción y su mayor costo, pero la mayor proporción de aquél se debe a un valor especulativo, es decir, a la expectativa de revalorización, pura y simple, del suelo y del inmueble. Y todos entramos en ésa carrera. (5) Comparemos los datos anteriores con los valores catastrales fijados para 1987 y la relación de los mismos entre los distritos más representativos:
VALORES CATASTRALES TIPO POR VIVIENDA. Promedio por Distrito 1987/88
Fuente: Estadística Municipal 1987/88, y archivo propio.
Estos valores, que en la realidad sólo alcanzan al 30 % del valor de mercado de las viviendas, están muy alejados de la actualización de los índices de valor del suelo que, por el contrario, han seguido en estos últimos años un camino de incrementos bastante paralelo a los valores reales de aquél. Ello ha contribuido a la fijación de plusvalías realmente espectaculares que han gravado extraordinariamente el precio de las viviendas. Pensemos que los índices oficiales se acercan mucho a unos incrementos ciertos próximos al 10.000 % entre 1967 y 1987, y que ese aumento repercute absurda y doblemente en el comprador de una vivienda. Por un lado, porque el vendedor lo incluye como revalorización en el precio propio de aquella, y, por otro, porque es el comprador quién, por delegación del vendedor, terminará pagando la tasa de plusvalía al municipio para poder escriturar el bien adquirido.
Dado que el desembolso por poseer, y mantener, el bien habitable no termina ahí, hemos intentado estimar el monto total de gastos en impuestos, inversiones y tasas que, anualmente, realizan las aproximadamente 5.000 familias de actuales habitantes en la Ciudad de los Poetas, prescindiendo de si son propietarios ó Inquilinos. Con ello intentamos comprobar la parte del gasto que retorna en mejoras y conservación del entorno, al que ya hemos denunciado como exiguo, inexistente, y maltratado. Veremos sí, como sucede en los malos restaurantes, estamos pagando más del necesario por una comida que cada vez merece menos ese nombre.
ESTIMACION GASTOS de la PROPIEDAD URBANA. Conjunto Residencial Ciudad de los Poetas. 1987/88. (5.000 viviendas aprox.)
Fuente: Estadísticas Municipales y estimación propia.
En resumen, que este barrio entrega al Estado, la Comunidad, el Municipio, y los Administradores Inmobiliarios, cerca de 1.500 millones de pesetas, anualmente incrementados, por los distintos conceptos enunciados, con la contrapartida supuesta de la mejora, mantenimiento, y uso de ese hábitat, aparte de lo que cada cual invierte en ello por su cuenta.
Consideremos que toda la urbanización nueva es pagada de hecho por los adquirentes de una vivienda en ella localizada, gasto inicial de inversión que debiera valer al menos para cinco años. Consideremos además que muchas de las inversiones municipales son en infraestructuras que van a servir intereses generales de la ciudad, ó localmente compartidos. Consideremos además que gran parte de los servicios socio culturales son pagados específicamente por el usuario. ¿Qué es, en definitiva, lo que retorna en inversión neta sobre nuestro barrio? ¿Acaso el desafortunado, y poco respetuosamente tratado, monumento a don Antonio Machado? ¿Quizá los especulativos aparcamientos para residentes, malamente urbanizados y con goteras? ¿A lo mejor el poco eficaz Centro Cultural Integrado, poco y mal utilizado, sucio, y descuidado? ¿La nueva y agresora vía semi rápida de Sinesio Delgado-Puerta de Hierro? ¿O la mal, y provisoriamente trazada, continuación de Antonio Machado? ¿Podría ser la escasa e intemporal limpieza de calles? ¿Los escuálidos transportes públicos, tal vez? ¿Las pavimentaciones interminables? ¿La desconsiderada reforma arquitectónica del Colegio Lepanto? (7) ¿O la inexistente conservación de los solares de propiedad municipal? Conocemos, por datos oficiales, dos ejemplos de respuesta a estas demandas:
1986 / Inversión de la Gerencia Municipal de Urbanismo para todo el distrito: 1.194 millones de pesetas.
1986-87 / Construcción del Centro Integrado Ciudad de los Poetas: 350 millones de pesetas.
Nos gustaría que se dieran a conocer las cifras completas de la inversión real en nuestro barrio. Un barrio cuyo valor de venta, correspondiente a la urbanización existente, así como a las más de 5.000 viviendas realizadas, se acercaría a los 100.000 millones de pesetas.
5 / Y PARA COLMO ¡NADA DE POSTRE!:
Al parecer, como sucede con los niños malos, no nos merecemos ni el postre. No nos merecemos que esto acabe bien, nos deje buen sabor de boca, y una digestión satisfactoria. Este asunto va por mal camino. Como les pasa a los guisos desaguisados, a las cremas domingueras, a las mayonesas matrimoniales, esto se ha cortado, y no hay quién lo recomponga. Los buenos ingredientes de un principio sobrenadan ahora en un caldo deshilachado, rancio, cada uno por su lado.
Quizá muchas vueltas, muchas manos, mucho probar. ¿Quién sabe en realidad cómo, y cuándo, debe ser y cocer la periferia? Y si no lo sabemos ...., si no lo saben, ¿Por qué no respetamos al menos las buenas recetas? Y encima sin postre.
Notas:
(1) -Se publicaron informaciones y trabajos de análisis en distintos medios y revistas especializadas, así como un muy cuidado Libro-Folleto editado y distribuido gratuitamente por la propia empresa promotora. Como curiosidad, en dicho folleto se presentaban soluciones de reforma realizadas en distintas viviendas por indicación de sus propietarios, lo que trajo aparejado una catarata de peticiones similares que, si bien la empresa atendió al principio, tuvo que terminar por rechazarlas, dado el costo económico que significaban.
(2) - Este sistema ha provocado, a pesar de su bondad, un confusionismo tradicional entre suelo privado y público no sólo en el caso del barrio que comentamos. Como se dice en el artículo, la solución a ello ha venido por el peor de los caminos, amparado en una corta interpretación de las normas de cerramientos del Plan General aprobado en 1985.
(3) - Este trabajo fue desarrollado por un equipo de profesionales residentes en la Ciudad de los Poetas, y vinculados a grupos de base del mismo. La fase final del trabajo, dividido en varios sectores, fue encargada a otros equipos técnicos.
(4) - Nos, referimos, lógicamente, a lo ya comentado en la Nota 3, es decir la norma específica de cerramientos establecida por interpretaci6n de la general para el concreto ámbito del APD/ 9-3, que es la forma clasificadora moderna del Plan Parcial Ciudad de los Poetasl, redactada de manera amplia y sin demasiadas consideraciones a la normativa original del Plan Parcial ó a las especificaciones de su Memoria vinculante, donde sí se definían unos espacios privados de uso público comunitario, compartidos como elementos urbanísticos de primer rango. La actual interpretación directa de esa nueva norma, permite vallar todos los espacios interiores con la excepción de los reservados a uso público, y para acceso de vehículos de bomberos y ambulancias. El resultado es un troceamiento laberíntico de los espacios comunes.
(5) -El precio, para una vivienda tipo como la usada de referencia, se ha disparado hasta los 16,5 millones de pesetas, independientemente de su antigüedad, estado, mejoras y demás valorizaciones. Desde el mes de junio pasado, ha prácticamente desaparecido la demanda capaz de solventar esos costos. Pero las abundantes ofertas se mantienen a esos niveles, a pesar de las restricciones crediticias que dificultan aún más las operaciones de venta.
(6) -Al tiempo que la redacción de éste comentario llegaba a su fin, surge la voluntaria aunque tardía contrapropuesta encabezada por las Asociaciones de Base: Cruce del nuevo eje por debajo de Antonio Machado. Dado que la memoria popular histórica, memoria pasiva colectiva, tiene también sus lagunas, cabe recordar que esa solución ya fue rechazada en los lejanos 1979 a 1981, cuando se redactaba el Programa de Acción Inmediata del Noroeste (PAI-Noroeste), como paso previo para la Revisión del Plan General, y justamente porque esa era la original y exagerada propuesta contenida en el Plan Especial de la Red Arterial de Madrid. El equipo municipal de izquierdas PCE /PSOE), que elaboró la Revisi6n del Plan con e1 acuerdo de las organizaciones de base, estimó que ese tipo de soluciones no sólo eran más destructoras del entorno, sino que activaban el uso indiscriminado del vehículo particular. Podemos agregar que, un paso subterráneo de ese tipo, generarla más ruidos, polución, destrucción ambiental e inseguridad vial, que la solución de cruce a nivel mediante semáforo o rotonda.
(7) - La reforma de los ventanales del edificio del Colegio Lepanto, que seguramente obedece a una normal interpretación de soluciones a problemas de humedad, pérdida de calor y control de soleamiento, atenta gravemente contra el responsable valor arquitectónico, de claro matiz racionalista de aquél, diseñado con elementos compositivos y constructivos próximos a arquitecturas tradicionales, y exquisiteces plásticas a la japonesa. En todo caso, es una agresión a un valor cultural positivamente más firme y destacable, que podría haberse obviado con mayor imaginación, análisis y respeto por el antecedente. Y no será la última transformación empobrecedora.
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