lunes, 22 de febrero de 2010

ANTONIO LAFUENTE DEL POZO. Fotografías de / en Málaga

Otros paisajes desde la jaula.

Su comentarista presentador, el artista múltiple OCTAVIO COLIS, opina que el autor nos ofrece, en ésta exposición,”imágenes con duplicidad especular, (…), desde la jaula de sus ojos”, y viene a decir que allá nosotros, si queremos ver/interpretar más allá de los ojos del artista que han visto lo que nos muestra. Tiene razón acerca del para qué deseamos saber más; buena receta para no volvernos investigadores y traductores fatuos de una obra de conciencia personal, de visión particular, como lo son casi todas las representaciones de la realidad, o irrealidad, que se empeñan en mostrarnos los artistas plásticos. Y completa: “…., toda resistencia sería absurda, (AL.)…lo ha preparado todo tan minuciosamente que sería inútil resistir a su mirada…”

Será inútil tal pretensión pero, como casi todo en éste mundo, no deja de ser provocador, misterioso, ilusionante el desentrañarlo, aunque nos equivoquemos de parte a lado.

Antonio Lafuente quiere ver más allá de las limitaciones-jaulas que la visión de éste mundo nos interpone, y no hay artista alguno que no luche contra similar veladura, que sea tanto cierta y física, como interpretada por el subconsciente. El autor de estas fotos ha sido casi siempre subyugado por la azulidad de la bóveda celeste cuando residía en el interland mesetario español, espacio natural y universal donde localizaba sus hallazgos formales, y los dotaba de sus propias visiones indentitarias, con aires de ironía y gozo formal, imaginario y juguetón. Ahora, ese cielo terrestre se ha completado con el verdeazulado-marino de la costa mediterránea, de la azulada Málaga andaluza que aparece compitiendo con los cielos. Y entre ellos los objetos sujetos a trucos geométricos de visión dúplice, sabiendo que más allá de ellos mismos, en su implantada soledad, hay un mundo de réplicas cristalinas -provocadas por la luminosidad centellante de los reflejos de cielo y mar- que permiten acercarlos a visiones caleidoscópicas y de nuestra niñez, o de la propia reverberación mágica del objeto/paisaje en cuestión, y casi trascender su realidad material.

A. Lafuente quizá haya entendido que el mundo resulta más armonioso, más completo, si se repite a sí mismo de la parte que no vemos, del otro lado del espejo. Ya sabemos, gracias a los narradores de aventuras y los grandes expedicionarios, que la naturaleza nos confunde a veces con su propia duplicidad y deformación encantada, sometida a los artificios luminosos del espacio que nos cobija y desvela al mismo tiempo.

Las obras que el artista nos presenta, de tamaño mediano, muestran además una calidad técnica y colorido empastado, con reflejos puntuales, que contribuyen a explicar los argumentos plásticos que se invocan. Pueden verla en Málaga, Taller y Galería GRAVURA, frente a la Iglesia de San Juan.

Norberto Spagnuolo di Nunzio / 2010