jueves, 13 de mayo de 2010

EL APRETON NO ES EL DE ZAPATERO

No es que sea amante de los políticos de turno, aún sabiendo que, haciendo ecuánime el comparativo y aceptando el grado de evolución colectivo y territorializado que nos toca compartir, caben diferencias serias de grado. Por eso me quedo con nuestro denostado y cabezotas Zapatero y unos pocos otros, más bien situados, teóricamente, en la zona femenina del espectro político y de vivencias, aunque sean incapaces de poner más carne en el asador. Para los de la zona masculina, mujeres incluidas, aún por desarrollar en sus equilibrios energéticos, sólo les deparo un largo aprendizaje beneficioso para el conjunto de la humanidad, hasta que renuncien, aunque sólo sea un poco, a sus complejos de poder inmarcesible.
Es una pena, tantos buenos hombres posibles haciendo y decidiendo lo que otros debemos asumir como condición a veces inamovible de nuestro universo social , y mira que somos pacientes y respetuosos. ¿Lo son ellos con nosotros?
Debido a eso, la mayor arte del espectro social más sufridor, sencillo, democrático por deseo y esperanza, económicamente débil, viene ahora a ser nuevamente castigado, otra vez, una vez más, porque nuestros supuestos conductores socio-políticos juegan entre pares a otros intereses, aceptan condicionantes de los aún más poderosos y de sus instrumentos de regulación y control internacional, definidos para perpetuarse en las mejores posiciones del espectro personal, de grupo y territorial. O aún peor, no son capaces de rebuscar entre el enorme caudal de soluciones más equilibradas y justas, demostrando que su supuesta categoría de adalides sociales no está del todo conformada, o lo está bajo prismas de interés, a veces terriblemente mezquinos.
Es una pena también que este Blog, dedicado a la cultura desde la ensoñación de OTRA realidad posible, tenga que descender a estas especulaciones y rebeldías ante un sistema que no acaba de crecer del todo hacia el fortalecimiento de todos los individuos por igual. La pregunta es si esta humanidad en su conjunto será capaz de encontrar otras fórmulas de desarrollo que no sean las patrimoniales y especulativas, que no sean las de explotación y servidumbre, la de la destrucción de la naturaleza, que no reciclen por transmisión hereditaria o formativa, o simplemente por imitación privilegiable, los mismos parámetros de satisfacción materialista. Esta cultura del comportamiento ha logrado que incluso los más débiles, claro, sueñen con imitar los peores modelos, dado que al parecer son los únicos que aparentan quedar indemnes y satisfechos.
Por eso creo que J.L.Rodrigues Zapatero no es el más -o único como dicen los interesados políticos- culpable de esta catástrofe en la que aparentemente estamos y continuaremos inmersos por cierto tiempo. También lo son aquellos que desearían ascender y compartir el primer escalafón social a costa de lo que sea. Algunos, muchos, argumentaran como se ha hecho históricamente, sobre que el hombre tiene derecho a trascenderse, crecer, desarrollarse, etc., lo que pasa es que quizás se equivoquen de meta y de estilo. 
Es imposible pues, y ya se ha demostrado científicamente, que el crecimiento indefinido traiga igualdad y equilibrio a todos los seres humanos. Lo ha evidenciado de forma suficiente la tradición de 200 años de capitalismo de mercado -controlado o dominado, claro- y seguimos en lo mismo, pero aún más entronizados en la especulación privilegiada, en el latrocinio social.
Nuestro actual Presidente del Consejo de Ministros sólo es culpable de no haber demostrado más carácter a la hora de cumplir con lo que se supuso fue su propuesta inicial, una sociedad más justa e igualitaria, y terminar por claudicar ante las terribles presiones de los poderosos para acabar aplicando las mismas recetas del FMI que ya se ha demostrado han venido a traer la ruina a los países periféricos en beneficio de las históricas metrópolis de la industria y comercialización mundial, a los controladores de las finanzas, a los lobbies económicos.
Muchos supusimos, al comienzo teórico de esta crisis estructural financiera, que era el momento para que los dirigentes y pueblos bien intencionados se zafaran de esta madeja de despropósitos desequilibrantes que es la globalización mundial de los mercados de todo tipo, para entrar en relaciones de mayor equilibrio e igualdad, de mayor independencia para gobernar países y sociedades más justas y solidarias. Pero se ve que esa opción se ha perdido por falta de valentía, solidaridad, y voluntad de cambiar nuestras perspectivas vivenciales. Y en esto, todos somos responsables. 

Norberto Spagnuolo di Nunzio