Así es: 6 de octubre de 2006 Eduardo Mignogna fallece en Buenos Aires. Hace pues ocho años de su salida de pantalla, su off, su partida.
Hace al menos un año que intento hacer un homenaje en España recordando su vida y su obra, en particular su vinculación y trayectoria en este país, las razones de haberlo habitado varias veces y en distintas circunstancias, y las huellas que las mismas dejaron en su ánimo y capacidad creativa. Y también los pensamientos y acciones que en sus años de formación y experimentación contribuyeron a cimentar su capacidad narrativa en letra e imagen. Su ideario formal y sentimental, su capacidad de encontrar en hechos y personas el perfil humano y cultural.
He propuesto al COLEGIO MAYOR ARGENTINO DE MADRID la posibilidad de hacer tal homenaje en sus locales, principalmente en su Salón de Actos. La idea es conjuntar algunas de sus obras fundamentales o básicas con el comentario sobre sus andanzas en España en momentos distintos y por distintas causas, las influencias sobre su pensamiento derivadas de dichas estancias, la apertura que significó su viaje a Europa, el conocimiento de personas, etc.
Ha habido problemas hasta ahora para poder llevarlo a cabo, tiempos, obtención del material filmado en manos de productores españoles o archivos gráficos, la mejor localización de fechas, etc.
La idea inicial era hacerlo para este aniversario como recuerdo de su desaparición, ocho años de su ausencia. Por ahora seguimos postergándolo. Llegará.
Madrid, 22 de octubre de 2014
Norberto Spagnuolo di Nunzio
ARTE, ARQUITECTURA, URBANISMO Y LITERATURA EN UNA VISIÓN DE LA REALIDAD DESDE LA ENSOÑACIÓN.
miércoles, 22 de octubre de 2014
miércoles, 10 de septiembre de 2014
SOROLLA: De sus pinturas en la Hispanic Society Museum, y de EL BALLET NACIONAL DE ESPAÑA (en la actualidad), que les baile el aire.
La
verdad es que el espectáculo te hace recordar, en primer lugar y salvando
distancias, aquellos que la Organización Sindical, sección Coros y Danzas, montaa
en el Bernabé para festejar el 1º de mayo tiempos ha. No sé si la idea de esta
recreación modernizada se le habrá ocurrido a algún dirigente/funcionario del
actual Ministerio de Cultura del señor Vert, pero lo cierto es que ANTONIO
NAJARRO, actual director de dicho ballet, por el que siento gran admiración, ha
sabido rescatar tal propuesta de sus antecedentes “culturales”, y acercarlo un
poco a las actuales vivencias e influencias de un folklore tan rico como el
español, aunque se nota el peso de la particular españolidad mestizada de
Andalucía, de donde proviene el propio director.
Esta
supuesta o apostada influencia de Sorolla,
con su serie de pinturas propiedad del museo de referencia, contribuye a
adelgazar y matizar tal pensamiento “nostálgico” en relación a aquella muestra
folclórica que se asomaba al NO+DO de la época para hacérnosla conocer en la Ibero
América de las dictaduras populistas.
Lo
primero que no nos gusta demasiado en esta recreación/reinterpretación, son
esos fondos musicales mayoritarios orquestados para banda sinfónica y que no
proceden de los grandes músicos españoles contemporáneos del pintor (Falla,
Albéniz, Turina y demás), dedicados entonces a la fijación de una cultura
musical sobre la base del folclore tradicional. Creemos que el sonido de éste
espectáculo, salvando los de procedencia popular, no parece que acompañe
adecuadamente, o mejore y realce, el simbolismo de los distintos bailes y
danzas.
Es
por eso que los mejores momentos del espectáculo llegan cuando se recurre a las
verdaderas músicas populares o recreadas por modernos intérpretes y autores de
esa cultura. Así vuelven a hacerse fundamentales para el éxito de esta
propuesta las raíces andaluzas y de alguna otra comunidad de similar fuerza
histórica.
En
cuanto a la misma selección vuelve a hacerse notoria la presencia andaluza, la
mayoría de cuyas piezas responden a la coreografía del director, él mismo, como
dijimos, procedente de esa cultura, donde queda evidente además ese cambio de
matiz más moderno y crítico, como por ejemplo en las obras ubicadas hacia el
final del espectáculo: Nazarenos, Toreros, El Baile. O El Encierro, y Cosiendo
la Vela, en menor y primer término.
Destacamos
que, como siempre es sus espectáculos, Antonio Najarro consigue aunar grupos y
principales intérpretes en un privilegiado nivel de ejecución. Que las coreografías son rigurosas y
expresivas a la par, utilizando magníficamente el espacio escénico con esas
organizaciones que son del particular lenguaje expresivo y figurativo del
director, habiéndolo hecho extensivo a sus colaboradores principales. Estupendos
los movimientos en diagonal, cuadro, abanico y complicaciones con retomas
escénicas ínter mezcladas todas ellas para aumentar la fuerza y expresividad de
los bailes y danzas, donde todos los intérpretes alcanzan protagonismo y
redunda la homogeneidad del conjunto.
Acertados
también el marco escénico a manera de proyección sutil, vaporosa, de los
cuadros mencionados del pintor, rondando el lirismo ensoñador del recuerdo. Bien
iluminada la escena adecuada de coloridos reflejados en la propia vestimenta de
los intérpretes, aunque esta vez en un entorno de figuración realista, más que
simbólica y moderna a la que nos tiene acostumbrados el director en otras recreaciones
fusionadas.
Bravo
otra vez por esta nueva muestra de calidad y seriedad de la compañía dirigida
por el estupendo Najarro en toda su capacidad creativa, que ha hecho extensiva generosamente
al resto de la compañía. Aunque lástima por ese deje de recuerdos de un pasado
expresivo propagandístico.
La
prueba de todo ello, es decir de ambos extremos, es el éxito que esta obra ha
merecido a lo largo de su año y más de existencia.
Norberto Spagnuolo
Madrid,
septiembre 7 de 2014
domingo, 29 de junio de 2014
EL LABERINTO OSCURO DE A.Z.C.A. / (Asociación Mixta de Compensación de la Manzana A de la Zona Comercial de la Avenida del Generalísimo)
Madrid, último tercio de los '60s. Acabo de ingresar al
estudio de los arquitectos catalanes don Antonio Perpiñá Sebría y don Luis
Iglesias Martí. Me han contratado como ayudante mientras convalido asignaturas
para rematar la carrera. Acabo también de casarme, recibo quince días de
vacaciones para cumplir con la luna de miel junto a mi reciente esposa
madrileña. No hace más de un mes que me han contratado, y me asombra esta
confianza laboral y económica con que me regalan.
Norberto Spagnuolo di
Nunzio
En 1965 llegaba a Madrid con una beca del Instituto Argentino
de Estudios Técnicos en el Extranjero (I.A.E.S.T.E), destinada en realidad a
hacer prácticas pre titulación en la Empresa de Construcciones San Martín.
Luego, dicha beca se alargó otro año para hacer lo mismo en Roma, Italia, en el
enorme estudio ítalo americano del grupo Mc Gaufhy, Marshall y Mac Millan de
Boston, con el encargo de reconstruir un hospital derribado por un reciente
terremoto en la ciudad de Barce, Libia. Y ya, rápida y fácilmente, estaba de
vuelta en Madrid, con empleo, casado, y dispuesto a integrarme en mi nueva
"arquitectura" personal.
A finales de esos '60s me enviaron a formar parte del equipo
técnico para el desarrollo del proyecto, ganador de un concurso internacional, el
del Centro AZCA de Madrid. Estudio técnico formado por un grupo variopinto de
personas, jóvenes arquitectos, aspirantes a serlo, delineantes, administrativos,
etc. Todo concluiría con la presentación de una magna exposición en los salones
de la EXCO situada en Nuevos Ministerios, y dependiente de Obras Públicas,
Urbanismo y Vivienda.
La propuesta inicial de Antonio Perpiñá, arquitecto recibido
en Cataluña en 1945, con una ya larga y meritoria carrera y ganador del
mencionado concurso, estaba aún fresca y necesitaba de una primera cochura,
aunque las bases programáticas y la localización de volúmenes, así como la
estructuración urbanística estaban perfectamente determinados, con un orden
matemático y espacial ordenador típico en las obras urbanas del mencionado
arquitecto, que no por nada era hijo del afamado geógrafo de igual apellido.
Ahora, la alcaldesa Ana Botella parece decidida a volver a
reordenar bajos, espacios, decoraciones e informaciones de centro ciudad
secundario de espacio único, como fue pensado y diseñado, pero tratando de
solucionar los problemas que el lento desarrollo, la mala gestión
administrativa, y la voluntad limitada de los promotores terminaron por
llevarlo a ese caos de comportamientos, diurno y peor nocturno ("Túneles,
zonas oscuras y recovecos"), como un mal ejemplo de ciudad oscura y
peligrosa, ampliando medidas de protección ambiental y limitación de algunos
usos terciarios especialmente complicados, hasta llegar a acusar al ámbito
dominado por ellos como de "Inseguridad subjetiva" con trascendencia
"endémica".
El diseño máximo nunca fue abordado por el Plan Especial que
le dio origen, se permitieron usos sin un adecuado diseño específico sobre cada
una de las parcelas de reparto de la titularidad del suelo asignadas, salvo las
de volumen, usos, y cierta coordinación de continuidad genérica para organizar
la correspondencia espacial de esas más de 20 has. de superficie. Se generaron
así muchas zonas, pasajes, enlaces y escaleras que acabaron siendo sólo de inter
comunicación, sin usos controlados y controladores, oscuras, continuas, sobre
todo en el frente de la calle Orense.
Es evidente que al menos este corredor bajo nivel e intermedio,
longitudinal, entre la calle dicha y los grandes espacios interiores, hubiera
necesitado de un Plan Especial o de Detalle, coordinador y de obligado diseño y
usos concretos, para erradicar tal posibilidad. Pero en aquellas épocas esto se dejaba al azar
de cada proyecto específico, confiando en el antiguo "orden público".
Sí, hacia falta esta prometida reforma cosida con especiales
medidas sobre usos y sus controles, pero lleva ya cinco años de demora, y más
desde que se conocen todos los desmanes y peligros por los que uno se aventura
si va por ahí, tarde y embriagado por algo, o alguien.
Terminamos los trabajos de ajuste, montamos la exposición que
fue visitada por numeroso público, futuros inversores, propietarios de suelo,
técnicos y personas en general. Todo ello fue apoyado por un estudio de
movilidad e impacto realizado por un conocido y respetado especialista que
nunca pudo ser cumplido, satisfecho, ni justificado. Ese magno espacio de multi
diversidad insertado en medio de otro ha generado múltiples conflictos, en
parte solucionados por ciertos cambios de uso originales (El Proyectado Palacio
de la Ópera de Madrid se quedo en torre de oficinas de 50 plantas), y el
acertado sistema de sótanos de servicios, aparcamientos múltiples conectados
verticalmente, y calles de distribución y enlace de tráfico y cruce
interior/exterior.
El arquitecto Antonio Perlina insistió en repetir el esquema
en otros varios proyectos de ordenación de grandes manzanas, como por ejemplo
la del antiguo Estadio Metropolitano del club Atlético de Madrid, al final de
la avenida de Reina Victoria, Cuatro Caminos, donde los problemas no
aparecieron evitando permitir zonas interiores de consumo y servicios, aunque
sí están en la periferia, sobre todo vinculadas a la actividad universitaria y
de empresas.
Yo seguí trabajando con ellos hasta finales de 1974, y
siempre les estaré agradecido por sus enseñanzas técnicas y creativas, tanto en
arquitectura como en urbanismo, así como por su estupenda calidad en el trato
personal.
Diplomado en Ordenación del Territorio (ETSICCP)
Diseñador Urbano
Inner
Architect (ETSAM/COD-DIM)
lunes, 17 de marzo de 2014
TEATRO TRIBUEÑE, y su "CASA DE BERNARDA (al) ALBA"
Como "Drama de mujeres en
los pueblos de España", subtitula esta obra el propio Federico G. Lorca. El
montaje que se presenta, sin embargo, parece transcurrir en una gran ciudad,
quizás Sevilla, o mejor Granada, donde las bandas musicales callejeras, más
propias de la primavera de Semana Santa que del verano que dice el autor, están
paseando y repasando la calle con música de fondo, y quizás en demasía. A
veces, tal acompañamiento encaja o viste una escena, pero en su mayoría sobra, distrae,
porque otorga al drama que se cuece entre cuatro paredes otro aire más "joiso",
o distraído. Todo esto confiere al montaje un aire felliniano entre marchitas dramatizadas
y desgracias caricaturescas, lo que unido a ese decorado básico y permanente de
santos cuasi desnudos colgados del espacio, completa el aire contradictorio entre
represión y voluptuosidad contenida. Esos santos que también recuerdan la
religiosidad rusa basada en "padrecitos" colgados en las paredes antes
de la revolución.
Por ejemplo, uno de ellos aparece
con disimulado rótulo debajo que, aunque no muy legible, sintetiza: "San
Michael, y su espada vengadora", lo que evidentemente suena a otras
intenciones. Son detalles que quizás adviertan, simbolicen, el espíritu de
deseo que flota en la casa que, si embargo, decae en la expresividad y
exhibición de las muchachas protagonistas, poco aliviadas de ropa y de expresión
en gestos de referencia.
Flota en el aire de la
imaginería utilizada, tanto en el programa de mano como en el escenario, y en
la composición formal del momento cumbre de algunas escenas, un aire entre
renacentista y barroco que evidentemente ha servido de inspiración visual y
carga atmosférica, en esas tonalidades oscuras con reflejos dorados. Baste con
observar el programa, o esa exigua decoración del escenario a base de retratos
de santos semidesnudos colgados con sus cuerpos en posiciones típicas del
barroco o finales del renacimiento, muchos al estilo de El Greco, pero también
del primerizo cubismo de Picasso, o las bañistas de Matisse. O remitirnos a las
vestimentas que lucen la mayoría de las protagonistas, de buen diseño y
confección, rescatadas de los modelos utilizados por las familias acomodadas del
medio rural, hacia mediados y finales del siglo XIX. ¿Se subraya así la
"antigüedad cultural y vivencial" de las habitantes de "la
casa".
La idea de Lorca de que:
"Estos tres actos tienen la intención de un documental fotográfico",
parece quedar respetada y confirmada en las palabras de la dirección expuestas
en el programa de mano. El autor crea ésta, su última obra, poco antes de su
asesinato en 1936, dentro del grupo del llamado por él Teatro de Mujeres, en lo
que podríamos incluir, por orden: "Bodas de Sangre",
"Yerma", "Doña Rosita, la soltera, o el lenguaje de las
flores", y ésta última que nos ocupa.
Al mismo tiempo, mientras Lorca
recuerda y toma partido por la oculta vida de la mujer en un país machista,
España vive el período de la 2ª República con terrible final en el alzamiento
que da origen a la Guerra Civil. En ese corto período de tiempo que va del 14
de abril de 1931, y antecedentes, al 18 de julio de 1936, las mujeres
españolas, básicamente urbanas, van a levantar la bandera de sus derechos como
personas libres y van a luchas por llevarlas a la práctica, incluyendo el voto,
la liberación sexual, el trabajo productivo, la actividad cultural, etc.
En la obra eso esta presente, de
alguna manera, en los intentos rupturistas de todas la mujeres que acompañan y
sufren a la Bernarda, pero que permanecen aún lastrados por la sola dedicación
ansiada "al hombre", como única posibilidad escapatoria frente a la
dictadura de la matriarca. Curioso es observar que Lorca define una amplia
escala de edades entre sus protagonistas, como para hacer ver las variedades
potenciales de la rebelión o el sometimiento. Aún así, los deseos de liberación
subsisten hasta en las más longevas, como es el caso de Poncia, estupendamente
encarnada por Chelo Vivares, con sus continuas contradicciones y protestas
frente a la pétrea Bernarda.
La verdad es que la
representación a la que nosotros, mi mujer y yo, asistimos el pasado domingo,
nos dejó un poco fríos, ligeramente cansados, cosa que atribuimos al propio
cansancio de las actrices luego de una sostenida acción representadora durante
los inmediatos días anteriores. Y quizás porque el propio montaje juega, o cae,
seducido por la dispersión, además sobrealimentada por músicas externas,
folklore local, y "cuadros escénicos" cargados de referencias plásticas
históricas.
La compañía Teatro Tribueñe
lleva no demasiados años de sedimentación, aunque sí fructíferos, preocupada
por representar el repertorio básico de los autores españoles más
representativos del 98 y 27, como si quisiera insistir en las culpas históricas
del pueblo y sus líderes. Aún no han querido o podido abordar un repertorio más
contemporáneo, como si la Guerra Civil hubiera marcado un territorio difícil y
necesario donde bucear en los comportamientos que la ocasionaron.
Por cierto, extraña un poco que,
tanto en el propio programa de mano como en declaraciones similares aparecidas
en diversos medios, la dirección del grupo insista en nombrar, elogiosamente, a
"nuestras actrices", como encajando entre líneas, sin desearlo, que
ellas no son suyas en su trabajo, que existe un hálito conductor de suprema
instancia.
En definitiva, un buen
espectáculo con esas contradicciones, pero sólidamente representado a pesar de ello.
Norberto Spagnuolo di Nunzio
(publicado en
www.arteqdarte.blogspot.com)
domingo, 23 de febrero de 2014
“LA TRABAJADORA”: Último e interesante libro escrito por alguien que se parece a Elvira Navarro.
“Lo que hay en mi novela es un personaje basado en mí,
pero no soy yo. Ni lo que he contado es exacto”
Elvira / Elisa traza un
recorrido atemporal sobre un territorio desmadejado de su vida, en el borde desarticulado
de la gran ciudad donde vive y comparte momentos y situaciones con necesarios
personajes similares. Los mapas para guiarse en ese espacio doblemente lánguido
no sirven. Los medicamentos ni los medicándoos tampoco. Sólo el transcurrir del
tiempo deja posible la esperanza. Pero el tiempo no pasa, por pura repetición.
Los mapas aleatorios de
Susana son ese reflejo, una metáfora. Elisa y Susana son aparentemente
diferentes, pero en el fondo se comparten, como Dr. Jeckill y Mr. Hide. Por eso
se quieren, por eso se enfrentan o se rechazan, y también se imitan. Ambas,
como todos nosotros en iguales tiempos, buscan, esperan y padecen el desafecto
laboral y otras circunstancias.
Recuerdo al personaje narrador
de “La ciudad feliz”, anterior libro
de la escritora, muchacha post adolescente que transita de su barrio a otro
buscando transgredir las fronteras, encontrando a un ser asocial para
comprenderlo y apoyarlo. Y “La Trabajadora” parece seguir deambulando por ese
camino, por ese descubrimiento de espacios urbanos y personajes apartados,
periféricos, de vidas complejas y destartaladas.
No me creo demasiado la forma
de hablar de Susana cuando la historia comienza con su relato testimoniado por
Elisa/Elvira. No caza con su descripción cultural que vamos poco a poco
conociendo. Tampoco caza con su tamaño, sus ansias devoradoras, ni sus
necesidades eróticas. Suena más a otra escritora hablando de lo suyo, como si
fuera el alter ego de la narradora, quizás ese Dr. Jeckill. Las dos hablan muy
parecido, con la diferencia en Susana de sus prisas ansiosas y locuras
ordenadas. Elisa/Elvira lo confiesa en página 95: “Me obsesioné por dejar clara la manera en que estaba construido. Tuve miedo de la cercanía de mi voz, que había
puesto entre paréntesis, con la del personaje de Susana al releerlo, especulé
que no era fruto de una incapacidad, sino de una evidencia”
Tampoco suena a enano
guerrero el que responde al aviso. ¿Qué sucede, son acaso todos ellos educados
en la UNI, de buena o media familia? Por eso pienso que la Elisa es la más
natural de todos ellos, verdadera como personaje, verdadera como narradora. Nos
enteramos al final del libro, cuando se va confesando en finales con el psico
que la atiende.
La narradora/escritora nos
despista con algunos errores geográficos, calles que no existen –al menos en
mis guías madrileñas-. O, por ejemplo, desde la supuesta buhardilla que ocupaba
Susana cuando buscaba el amor oscuro, antes de alquilarse en lo de Elisa, no se
ven los paisajes que se describen. En casi similar lugar y buhardilla residió,
pocos años, una amiga exilada argentina. Ni ella, ni mi mujer, ni yo, éramos
capaces de ver nada más allá de los techos vecinos.
Las dos buscan algo que
suceda, aunque sucedan pequeñeces, así que parece que ambas no consiguen que acontezca
algo más interesante, y así la narración, al principio, se mueve sobre la
monotonía intemporal, repetida.
Lo más destacable de esta
historia es, sin embargo, la forma en la que está descrita, dibujando la
ambigüedad vital de la inquilina, su inquietud, sus necesarias costumbres y
dependencias, que terminan por transmitirse a la propia casera.
Todo se enlaza en la sucesión
de diversos temas que imprimen la vida de estas dos muchachas: El trabajo, los
gastos necesarios para mantenerse, la vida de esa inquilina, la autocrítica de
la protagonista/narradora. Todo suena a normal, pero siempre atado por la
pulcritud ortográfica y la excelente redacción del texto. Se denota a través de
ello inquietud, aceleración, disgusto vital. Gran parte del relato que hace la
narradora/protagonista son las propias vivencias de la autora. Su valentía en
los recorridos nocturnos –ex cárcel de Carabanchel, y los desconocidos rincones
del barrio-, lo que, insistimos, nos recuerda a aquella muchacha adolescente de
”La Ciudad Feliz”, incluidas las
estrategias de algunos ensayistas para utilizar falsas referencias y cimentar
teorías imposibles, aparte de que las descripciones geográficas sean
excelentes. A veces, pareciera que la escritora mezclase datos madrileños con
los de otros lugares por ella conocidos, así como de localizaciones
residenciales populares:”Proyectos
fracasados de vivienda social en unos reglamentarios kilómetros de la línea de
costa”.
La calle, para Elvira
Navarro, sigue siendo una metáfora, igual que en “La Ciudad Feliz”, un lugar donde se pueda vivir y completar/entender
a los otros. De allí o hacia allí, deriva su antigua costumbre de recorrer la
ciudad, y estar así mejor fuera que dentro de casa.
Es probable que Elvira
Navarro nos quiera argumenta que ha corregido tantos libros a cambio de poco,
que ahora sigue corrigiendo afanosamente los textos de sus alumnos, o de otros
libros por encargo, pero realmente parece desear que los libros los corrijan
sus propios autores, y que esa sacrificada profesión desaparezca.
Norberto Spagnuolo di Nunzio
Alumno de Elvira Navarro /
febrero de 2014
EPÍLOGO: Si yo fuera productor o director de cine no
dudaría en tratar de conseguir los derechos de esta novela para hacer una buena
película española. No sé si a la autora se le habrá ocurrido, y por eso ha
plantado la confesión de Susana y la despistada escucha de Elisa al principio.
Esa sola escena se lo merece. Claro que después
habría que saber contar el resto al mismo nivel, porque hay otras tantas
de igual calidad. Pero el arranque, es el arranque.
www.arteqdarte.blogspot.com
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