sábado, 5 de noviembre de 2011

DEMOCRACIA, APARTA DE MÍ ESTAS ELECCIONES

Como página de Arte y sus alrededores, no sé por que ésta, en la que escribo, no debería circunnavegar la Política, ese "Arte de lo Posible" construído y destruído durante siglos que nos legaron los antepasados, sobre todo la heroica Grecia de los filósofos, hoy malamente presionada contra las cuerdas de la historia.
Sí, la Historia que tratan de hacer los que van camino de dominar el mundo y hacernos creer que nos respetan el cascarón ordenativo mientras nos cuelan los virus de la dependencia por las entrepiernas. Ya casi no somos libres, salvo para elegir entre las cosas y parafernalias de todo tipo que nos ponen al alcance de los ojos, y nos machacan con los mensajes escritos o retransmitidos que embotan el cerebro, mientras nos aligeran la capacidad económica para hacernos más dependientes.
¿A qué tanta campaña electoral cuando terminaremos por tener que adoptar, obligatoriamente, la misma política servida por unos u otros? ¿Quién se supone que la hará mejor, o menos cruel? Quizás sea lo único que podamos elegir. ¿Pueden nuestras izquierdas tradicionales, embotadas además de en la interna, en esa lucha básica por el mismo tipo de poder, ofrecer algo mejor y posible?
Quizás sí, pero no se atreven o no pueden, o no tienen la suficiente confianza y peso social. ¿Son acaso capaces de convencer a las amodorradas masas de votantes sintonizados con el sistema de que "Otro mundo es posible"? Si se anhela, claro.
Recordemos que los partidos políticos al uso han desconfiado, tolerado o apoyado tangencialmente, por puro interés circunstancial, a las nuevas corrientes de pensamiento y acción reivindicatoria que están surgiendo desde una parte de la juventud, y que vienen amasándose desde hace años a través de nuevas formas de intercambio y acción social, comprometidas con las mejores razones del ser humano para recuperar las viejas y perennes ideas progresistas. Juventudes quizas esperanzadas en el mandato verdadero de la mejor parte de las religiones, que sin embargo se han visto obligadas a tratar de construírlo en lo social y directo.
El Movimiento del 15-M y componentes adheridos, acaban de colgar sus carteles crítico-electorales en los centros de las grandes capitales españolas, y del mundo. Revindican, peyorativamente, a los verdaderos candidatos autoelegidos hace tiempo por la forja de su propia historia, la que los gobiernos llamados democráticos han dejado construír: Los Banqueros, los Líderes del famoso "Mercado Social" al que nos ha entregado hasta nuestra propia Constitución en la búsqueda confusa de una Libertad que ha terminado por ser Vigilada.
Hay mucha gente, ciudadanos, partidarios o no, creyentes en que un gobierno encarnado por los miembros de otro partido van a venir a salvarnos de esta catástrofe que alcanza parámetros globales, como si de una legión de ángeles del cielo bajara para redimirnos de todos los pecados (supuestos y alborotados), del gobierno anterior, justamente presionado para hacerlo por los que hoy reivindican su voluntad salvadora a bombos y platillos. ¡Qué paradojas, qué metralla populista!
Los ciudadanos que dilucidamos qué hacer en estas forzadas elecciones, con quién quedarnos, qué acto racional y sensible canalizar que justifique, al menos medianamente, nuestra fé en la humanidad, nuestra creencia en que el hombre es animal superior de evolución, necesitaríamos mucho más que un día en reflexionar sobre este batiburrillo interesado de los pòlíticos sin dejarnos la autoestima por el camino.
Parece ser que por ahora será mejor encomendarse al tiempo del cambio personal para entender la cuestión y las trampas que lleva implícita. Hay ya mucha gente que está en ese discurrir, pero hace falta mucha más, hace falta que este mundo globalizado, en muchas cosas buenas pero por ahora en muchas más malas y nefandas, se acerque a una verdad que no sea la del Rey, es decir la del poder.