domingo, 21 de octubre de 2012

SIGLO DE ORO, SIGLO TE AÑORO

La compañía RON-LALÁ, cinco jóvenes varones a cargo de los que no tenía noticias previas, se atreven a recordarnos supuesta literatura de entonces (Siglo de Oro), supuestos acontecimientos descriptos de entonces, para trasladarlos a nuestra actualidad. Tergiversan un poco en eso su verdadera oferta cultural al insistir, en propaganda y comentarios, que se trata de una: "Fiesta teatral compuesta por piezas cómicas breves del Siglo de Oro", a las que se denominaba, en aquél lenguaje "Folla", de follón, y no "Folía", como dicen para no desagradar y quitar hierro al asunto. Y siguen: "Es una revisión contemporánea del género breve que cultivaron nuestros clásicos: Humor en verso y música en directo para viajar al XVII con unos "cómicos de la legua" del XXI".
Confusa presentación que, al menos a mí y supongo que a unos cuantos más nteresados por el XVII que por el XXI en estas lides lingüisticas, nos arrastraron a su elección como espectadores.
Error. No diré que la compañía no hace bien su trabajo, no diré que, a pesar de no conocerlos ni tener noticias de ellos -siendo personalmente fervoroso aficionado teatral con asistencia en varios países: Argentina, Uruguay, Chile, Italia, Portugal, Inglaterra, Francia, y sobre todo España- asumo que lo hacen bastante bien y con recursos expresivos varios, lo cual no es óbice, luego de aplaudirlos merecidamente, para que me sienta engañado, pues yo adquirí las también engañadoras entradas, por un lado rebajadas al 32%, pero por otro sin elección de localidad concreta hasta que no apareces por el Teatro (del CANAL, Madrid), y porque la hecha oferta del Siglo de Oro te mantiene confuso, esperando los grandes versos de aquellos monstruos literarios de Oro, hasta entender que los literatos inventores del verso copiado son estos Ron-Lalá del XXI que estás viendo en acción.
Tampoco lo hacen mal, pero su mezcla de actualidades circunstanciales del XXI con la palabrería reinventada el supuesto XVII te suena a Pedro Muñoz Seca y su "Don Mendo" reciclado, y lo que cuentan también. Vodevil pues de género chico, y no como esperaba/esperábamos, gran discurso teatral aplicado, no imitado, como diría Bond, James Bond si fuera al teatro más a menudo.
La gente, el público en día de estreno, posiblemente con muchos amigos del grupo incluídos, disfrutaba con ese entremés alargado por los tiempos que discurren a nivel TV populista, aunque no siempre, reconociendo que al parecer la idea era colar teatro del bueno, aunque fuera un remaque actual de copiadillas, y así dar varios golpes teatrales al mismo tiempo y para distintos públicos.
Bien, por otra parte el movimiento en escenario, la gestualidad, el recurso a aquellas formas de contar, el acompañamiento musical con sus propios textos en verso, la dinámica típica del confusionismo ilusionante, la aplicación de gags sobre la actualidad de la España de la Crisis aceptable y hasta encomiable, mostrando un trabajo de fondo de nivel, aunque fácil de contexto. Pero no me gusta que te cuenten una trola previa para que piquen distintas especies de espectadores.
El público, volcado desde el principio por ese posible contagio amistoso o de seguidores, aplaudió mucho al final, se levantó alargando los aplausos y reclamando varias salidas de agradecimiento de los cansados actores.
Algo nos entretuvimos, reímos y aceptamos, pero siempre nos mantuvo cerca de la frialdad ese trastocamiento de un teatro por otro, de menor entidad y falsa identidad.

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