sábado, 19 de enero de 2013

DUE AMICCI (Soto il cielo d'l Trastévere)

 Juntos se criaron bajo el cielo romano del Trastévere, el popular y hermoso barrio romano más allá del Tíber. Familias populares sentadas en las tardes de verano a las puertas de sus casas. Los niños y muchachos de la posguerra jugando al fútbol en la calle, con sus ropas remendadas y a veces raídas. El sol alargando las sombras sobre las anchas calles, las fachadas color siena desleído, y boquetes repartidos por la metralla. Eran unos de tantos hijos de modestas familias cargadas con todos los desastres de la guerra. La invasión alemana, la represión de las brigadas de la resistencia, las razzias para vengar algún atentado, el avance triunfal y corruptor de los americanos. Tuvieron suerte, fueron creciendo, compartiendo la escuela primaria en la república de la liberada posguerra, el paso de los aliados saludando, los niños corriendo tras los carros blindados y jeep's de los comandos, gritando "¡Me dai una cigarreta!". El primer cigarrillo, el chicle que los unía en esa voluntad de ser modernos y ricos gracias al Plan Marshall.

Al terminar a duras penas la escuela primaria, Beppo tuvo que ponerse a trabajar en una carbonería del barrio. Nadie supo muy bien como su amigo del alma, su compañero de calle desde los cuatro años, consiguió una beca para seguir los estudios. Carlino había resultado ser más religioso que Beppo, era lo que les diferenciaba. Se pasaba las horas en la parroquia, se convirtió en monaguillo, y alguna veces Beppo, por pura companía también se apuntaba, aunque sus padres, responsables "partigianos" de zona, preferían que no lo hiciera. Carlino siguió estudiando, se decía que alguien le había conseguido que entrase en el seminario cuando terminó el bachillerato con buenas notas. Los amigos continuaban viéndose en los pocos permisos en que Carlino regresaba a ver a su familia; Beppo era el segundo en importancia en sus visitas. Beppo creció, y de la carbonería consiguió pasar a ser conductor de trolebús cuando cumplió los dieciocho, hizo la milicia y curso y aprobó el examen especial. Gracias a ello comenzó a recorrer la Roma más allá del Tíber, subir por las siete colinas capitolinas, pasar por el Vaticano, y sorprenderse con esa ciudad tan hermosa y aún herida, sus gatos volviendo a la vida.

Carlino había jurado sus votos como sacerdote, y fue enviado a una diócesis al sur de Italia. Luego su aplicado trabajo le permitió ir cambiando de lugares, ascendiendo de cargos, hasta llegar con el tiempo a ser Obispo de Catanzaro. Era muy querido y al parecer piadoso, era famosa su cordialidad con los niños, sobre todo los de familias modestas, y por sus obras que incluían asilos, colegios, comedores sociales. Cuando podía volvía al Trastévere y se encontraba con su familia, sus ancianos padres, los vecinos que salían a la calle a aclamarlo. Y con Beppo, con el único con el que se iba a tomar un Lemoncelo a la tratoría de siempre, donde los parroquianos escuchaban sus charlas, sus relatos sobre aquel sur que conocía tan bien. Y siempre tenía un halago para Beppo. "¡Ma stai tanto bene!. ¿Ti ricordi di quello qui facciavomi di ragazzi? ¡Mi piace tanto rivederti! ¿Lo sai no?"

Los años fueron envejeciendo a los dos. Beppo se llevó la peor parte, la carbonería y las calles de Roma le donaron unos pulmones cada vez menos capaces de respirar. Se fue apagando. No se había casado, murieron uno tras otro sus luchadores padres, se fue quedando solo, en su barrio y casa de siempre, apenas quedaban amigos que hubieran permanecido. El Trastévere cambió, se convirtió en un barrio de gente moderna, intelectuales, extranjeros, turistas. La Comuna romana lo había restaurado, florecían las casas de modas, los modernos restaurantes típicos, y los colores tan hermosos de sus viejas casas relucían al sol más que nunca. Aún jugaban al fútbol por las calles los muchachos del barrio, pero ahora lo hacían contra los sudamericanos exilados que compartían algunas viviendas abandonadas. O contra los turistas, siempre dispuestos a hacer algo especial, como si aquello fuera lo normal, y pagaban por hacer un breve "catenaccio". Y las muchachas más hermosas del mundo que adoraban las noches del Trastévere plenas de aventuras amorosas, como los árboles que daban sombra, y las fuentes recuperadas que refrescaban el aire oloroso.

Qué hermosa Roma desde allí, hasta el Castell Sant Ángelo se veía, y la cúpula del mismísimo San Pedro. Y allí, ahora, habitaba su amigo Carlino, con el flamante cargo de Chambelain de Cámara de Su Santidad. Y a veces, pocas, desde que estaba en el Vaticano, su amigo de toda la vida acudía a visitarlo, para encontrárselo en la cama, donde Beppo reposaba de sus fatigas, y hablaban.

Beppo empeoró, apenas se alimentaba, alguna antigua amiga de la infancia, ya anciana, le alcanzaba algo para comer, otras ayudaban a lavarlo y limpiar la casa. Beppo reposaba con el torso alzado sobre almohadas para poder respirar mejor, un aparato de vaporizaciones y otro de oxígeno a su lado. La televisión enfrente le ayudaba a pasar sus largos días de enfermedad. Le gustaba seguir las noticias del Vaticano en la emisora de la Curia romana, pero también las noticias del mundo, los problemas de Europa, salvada por los Americanos cuando ellos eran niños y ahora precipitada en la bancarrota, la incomprensible caída de la Unión Soviética .

Beppo finalmente entró en coma, lo primero que pidió antes de perder el estado de conciencia fue que avisaran a Monseñor Carlino, pero éste se hallaba de viaje con el Santo Padre en la vecina Polonia.

En ese difuminado paseo hacia la luz del fin del túnel, Beppo creyó un día entrever la figura de su amigo en el marco de la puerta. Su nublada percepción tuvo un último instante de aparente lucidez. Pero la imagen de su amigo se fue transformando poco a poco en otra. Y ¡Oh, milagro!, él, que nunca había creído nada más que en su fé de militante comunista, creyó ver al mismísimo Santo Padre en vez de a su amigo, y además creyó oír que éste le dirigía la palabra: "Ma Beppo, me ha detto Carlino que hay stato buono n' l fratempo, soltanto questa caduta n' la eregía comunista. Caro mío, non ti posso perdonare tutto, ma vediamo. ¿Cosa ti pare l' liberazione d'l Inferno? ¿Due o tre mila anni n' l Purgatorio? ¿Va bene cosí? Ci pense n' l Dante, non e tanto bruto questo, ma un pícoli brusciato c' lo ha. ¿Va bene adesso? Ti voleva tanto il Carlino, di píccoli, lo sai. E poi si ricordava.

Los vecinos que acompañaban los últimos momentos de Beppo vieron que éste hacia un esfuerzo por incorporarse, un sonido ronco y confuso intentó salir de su garganta. Trató de alzar el brazo derecho, el puño cerrándose a duras penas. Luego levantó despacio el dedo anular, elevó un poco más todo el brazo, y de pronto se derrumbó, expirando como si fuera un motor descompuesto, cerrando sus ojo para siempre. El puño cerrado y el dedo en alto rígidos.

La olografía del Santo Padre se desvaneció entonces como un televisor que se apaga. Un postrer chispazo iluminó toda la escena en penumbra. Los que asistían a ella lanzaron entonces un profundo ¡Ooohhh...! de sorpresa y emoción. Luego rompieron en vítores y aplausos al amigo fallecido.

Carlino, en la lejana Varsovia, sintió como un pescozón en su trasero, justo cuando le acercaba un vaso de agua al Santo Padre a punto de acostarse.
 
Norberto Spagnuolo
Noviembre 2012

 

domingo, 30 de diciembre de 2012

"ODIO A HAMLET". Y después de esto casi otros muchos también...

Los que disfruten de las comedias de situación inspiradas en las de EE.UU. disfrutaran de ésta liviana pieza teatral -más de televisión adaptada al teatro-, justamente para discutir si una forma es mejor que la otra en el sentido de profundidad de la historia narrada/representada, y en la capacidad mayor o menor de saber interpretar a la una y a la otra, partiendo de la supuesta verdad de que en el teatro todo se hace mejor. Ya quisierámos que así fuera los espectadores de uno y otro medio. En ésta obra,  "ODIO A HAMLET", del supuesto dramaturgo Paul Rudnick, que en realidad es guionista de la TV americana (Entre otras comedietas situacionistas: In & Out, La familia Adams, Mujeres Perfectas, etc.), el autor trata de autocriticarse o meterse en contradicción con el Hamlet de Shakeaspere, para lo cual utiliza todos los consabidos tics argumentales de las comedias americanas, y se pone a rebajar comparativamente a la obra del inglés del siglo XVI con la opción de una comedia americana para la TV. Para ello se aprovecha del fantasma (otro tópico americano de siempre para hacer comedia), del legendario Jhon Barrymore, de la célebre familia de actores del mismo nombre y renombrado en el cine mudo, pero arruinado cuando llegó el sonido. Lo enfrenta a un actor medio de comedias de la tele de esas de hacerse famoso por aparecer todos los días en horas prime time, como dicen. A éste actor, en el subterfugio de la historia, le han propuesto hacer de Hamlet para su representación teatral en un local abierto de barrio, de esos de cooperativa y centros culturales públicos maltratados (aquí, en España). Gran dilema shakeaspereano: Ser o no ser un gran actor. Como al protagonista no le da el cuero para tal heroicidad interpretativa -en el argumento imaginado- el autor le mete por medio para provocarlo al fantasma susodicho que, por otra parte, tampoco era ningún gran actor y más bien un exclamativo exagerado mostrando más palmito y nariz de perfil que buenas cualidades (en la realidad). Así que uno admite que todo va en el fondo de malos actores tratando de crerse que pueden ser mejores. Y además va de la cásica comparsa que rodea a estos héroes de papel couché y periódico secundario, página de espectáculos: la novia, que se deja pero no se deja -follar- porque sus ideales son las grandes heroínas puras de las grandes historias teatrales o narrativas. Luego la inseparable representante que lo que busca es el rendimiento económico y el ambientillo. Le sigue el típìco personaje americano de la agente inmobiliaria que le acaba de conseguir al futuro gran actor, pero por ahora sólo bien pagado protagonista, la auténtica mansión donde pasó sus últimos dias el mismísimo Barrymore, Don Jhon, y de ahí lo de su fantasma reencarnado. Y por fin el director de las series televisivas, el que sabe como se hace un éxito que rinda una larga temporada televisiva a base de ir repitiendo hasta el cansancio el débil esquema base de situaciones.
El fantasma Barrymore trata de convencer al actor de TV que acepte el papel de Hamlet, y esto, y un ligero tejido de enredos entre las necesidades de cada personaje -no vitales sino situacionistas en el mejor sentido- es el andamiaje de esta comedia bien presentada, bien actuada en lo necesario, y en general un poco aburrida por su antigua estructura y contenidos.
El público, como casi siempre, aplaudió, se rió en varios pasajes chistosos, y provocó tres o cuatro bises del saludo final.
La compañía GUINDALERA consiguió poner esto en escena -según cuentan ellos mismos- gracias a la complicidad del propio Albert Boadella, actual director de los Teatros del Canal de Isabel II. Espero que la próxima le salga mejor. Lo cual no es óbice para confiar en los dotes de la compañía mientras no se acostumbren a estas propuestas.

Norberto Spagnuolo di Nunzio
Diciembre 30 de 2012  

miércoles, 24 de octubre de 2012

BLANCA NIEVES EN BLANCO OSCURO

¡Acabáramos! Por eso se ha elegido a la  mal repasada adaptación española del legendario cuento como representación en la fiesta del cine guiri por excelencia: ¡Los OSCAR! Porque retrocedemos a los tiempos del NO*DO para contar una de toreros, toros, mujeres toreras y enanitos idem en la época brillante de la Fiesta, cuando andaría por ahí el mismísimo Hemingway. Heroicas aventuras de una leyenda del toro hasta que cae, como casi siempre, en brazos de una perversa mujer ávida de su elevada fortuna. ¡Vaya palo para para las comidillas profesionales! ¿Donde está la magia de todo esto? En la mirada del toro, ya se sabe, que ese sí que sabe, y en la pequeña Blancanieves encarnada por una encantadora niña actriz que recuerda, y mucho, la expresividad de la inicial Elena Anaya.
Y a partir de allí, no la Blancanieves verdadera sino la típica historia dramática y finisecular, folklórica, incluídas bailarinas y cantaoras de flamenco, y una pobre niña huérfana de mujer de torero y maltratada, que aprende a torear gracias a su lisiado padre torero pillado infraganti por el toro-torito-toro de marras. Para completar emoción localista andaluza, Plaza de la Maestranza nominada para disimular de otra forma. Más paño torero imposible.
Y todo justo ahora, que los catalanes se toman la venganza torera por su cuenta e incendian los palcos antitaurinos de la piel de toro. Vaya coincidencia.
La mala malísima, mucho menos que en la peli del Disney, mata gallos, hace sado-maso con su chófer, y viste de negro en cuerpo y menos alma de esa buena y dúctil actriz que es Maribel Verdú, aquí veritablemente flaca para poner cara de cuchillo afilado y ojos matadores de toreros y toreras sobrevenidas. ¿Y todo para que? Pues sólo por el parné, ay mi arma.
¿Por qué vuelve la España clásica a atosigarnos con esta alegoría más de película sobre Manolete, con Brody y la Pataky, que de ese dulce personaje blanconevado que no toreaba ni a los enanitos?
Buenas cosas en las imágenes y tonos, filmación, encuadres, etc., no tan buenas en el imparable acompañamiento musical de seguimiento, que dice la propaganda que es el hilo conductor, cuando en realidad a uno le dan horribles ganas de que pare de una vez.  Encantador el enanito torero perverso ya destacado en las versiones fílmicas de Mortadelo y Filemón.
¡Aaayy, que merengue más español! ¡Casi ná! ¡Viva Joligú!

Norberto Spagnuolo / www.arteqdarte.blogspot.com

domingo, 21 de octubre de 2012

SIGLO DE ORO, SIGLO TE AÑORO

La compañía RON-LALÁ, cinco jóvenes varones a cargo de los que no tenía noticias previas, se atreven a recordarnos supuesta literatura de entonces (Siglo de Oro), supuestos acontecimientos descriptos de entonces, para trasladarlos a nuestra actualidad. Tergiversan un poco en eso su verdadera oferta cultural al insistir, en propaganda y comentarios, que se trata de una: "Fiesta teatral compuesta por piezas cómicas breves del Siglo de Oro", a las que se denominaba, en aquél lenguaje "Folla", de follón, y no "Folía", como dicen para no desagradar y quitar hierro al asunto. Y siguen: "Es una revisión contemporánea del género breve que cultivaron nuestros clásicos: Humor en verso y música en directo para viajar al XVII con unos "cómicos de la legua" del XXI".
Confusa presentación que, al menos a mí y supongo que a unos cuantos más nteresados por el XVII que por el XXI en estas lides lingüisticas, nos arrastraron a su elección como espectadores.
Error. No diré que la compañía no hace bien su trabajo, no diré que, a pesar de no conocerlos ni tener noticias de ellos -siendo personalmente fervoroso aficionado teatral con asistencia en varios países: Argentina, Uruguay, Chile, Italia, Portugal, Inglaterra, Francia, y sobre todo España- asumo que lo hacen bastante bien y con recursos expresivos varios, lo cual no es óbice, luego de aplaudirlos merecidamente, para que me sienta engañado, pues yo adquirí las también engañadoras entradas, por un lado rebajadas al 32%, pero por otro sin elección de localidad concreta hasta que no apareces por el Teatro (del CANAL, Madrid), y porque la hecha oferta del Siglo de Oro te mantiene confuso, esperando los grandes versos de aquellos monstruos literarios de Oro, hasta entender que los literatos inventores del verso copiado son estos Ron-Lalá del XXI que estás viendo en acción.
Tampoco lo hacen mal, pero su mezcla de actualidades circunstanciales del XXI con la palabrería reinventada el supuesto XVII te suena a Pedro Muñoz Seca y su "Don Mendo" reciclado, y lo que cuentan también. Vodevil pues de género chico, y no como esperaba/esperábamos, gran discurso teatral aplicado, no imitado, como diría Bond, James Bond si fuera al teatro más a menudo.
La gente, el público en día de estreno, posiblemente con muchos amigos del grupo incluídos, disfrutaba con ese entremés alargado por los tiempos que discurren a nivel TV populista, aunque no siempre, reconociendo que al parecer la idea era colar teatro del bueno, aunque fuera un remaque actual de copiadillas, y así dar varios golpes teatrales al mismo tiempo y para distintos públicos.
Bien, por otra parte el movimiento en escenario, la gestualidad, el recurso a aquellas formas de contar, el acompañamiento musical con sus propios textos en verso, la dinámica típica del confusionismo ilusionante, la aplicación de gags sobre la actualidad de la España de la Crisis aceptable y hasta encomiable, mostrando un trabajo de fondo de nivel, aunque fácil de contexto. Pero no me gusta que te cuenten una trola previa para que piquen distintas especies de espectadores.
El público, volcado desde el principio por ese posible contagio amistoso o de seguidores, aplaudió mucho al final, se levantó alargando los aplausos y reclamando varias salidas de agradecimiento de los cansados actores.
Algo nos entretuvimos, reímos y aceptamos, pero siempre nos mantuvo cerca de la frialdad ese trastocamiento de un teatro por otro, de menor entidad y falsa identidad.

viernes, 19 de octubre de 2012

¡SALVE, CULTURA MUNICIPAL MADRILEÑA!

O a ver si alguien te salva, Junta Municipal de Moncloa-Aravaca, Unidad de Cultura y adjuntos, también llamada por ellos mismos Servicos Culturales de la Junta.
Hace mes y medio que presenté un proyecto de exposición sobre el Conjunto Urbano Ciudad de los Poetas para ser montado/exhibido en el Centro Cultural Julio Cortázar. Lo hice a través del Registro directamente a la mencionada Junta. A principios de septiembre comenzaron las actividades, se abrió el Centro y se pusieron en marcha algunas actividades, la matriculación para cursos, el uso de la Biblioteca, etc.
La sala de Exposiciones sigue actualmente sin nada que llevarse a la vista, mes y medio después de la apertura del centro. La elección de propuestas por los responsables de la propia Junta, ha arrastrado un complicado mecanismo burocrático, lo sigue arrastrando. En el formulario que te entregan adosado a las explicacioneds al efecto, te piden: Curriculum, Exposiciones anteriores, Obra a exponer con sus caraterísticas, dimensiones, fotografías de la misma, etc. A comienzos de curso, no en los finales del anterior como se supone debería haberse hecho para adelantar actividades, los responsables del asunto se inventaron ese nuevo procedimiento de solicitud con mucho de carácter filtrador, que sería interesante si el filtro fuera sobre la calidad y nivel, pero parece que se dirige hacia otras perspectivas., por ejemplo cuando se explicita: "...quines determinaran, a la vista de la misma y en los casos en que proceda..." (¿?)
Sin que nadie me advirtiese, tuve que rehacer mi solicitud un mes más tarde de haberla presentado en el formato anterior para adecuarla a esos nuevos requerimientos. Desde entonces ha pasado otro mes,  y las poco avisadas reuniones entre Dirección del propio Centro y la conducción político-administrativa de la Unidad correspondiente, la de Cultura y demás. Ahora el asunto está de vuelta en manos de lo que se llama Jefa de la Unidad de Cultura.... Por lo tanto, mi solicitud entregada inicialmente donde decían que debía, tuvo que volver a ser admitida por la Directora del Centro Julio Cortázar, para que ésta, una vez estudiado el asunto, volviera a remitirla a la Jefa de Unidad con su valoración. Tamaña odisea ping-pong indica que el asunto no está nada claro.
Para mayor jolgorio, la dicha circular explicativa de cómo hay que hacer la petición, viene a aclarar que: "La titularidad de las actividades que se desarrollan en el Centro Cultural Julio Cortázar serán de carácter municipal (¿?), figurando siempre como organizadores el Ayuntamiento de Madrid, y la Junta Municipal de Moncloa-Aravaca." ¡Cielos, Ayuntamiento y Junta no son lo mismo! Y ¡Cielos 2! ¿El que propone y hace la exposición que viene a ser entonces, un empleado para montar?
Se ha superado el mes y medio de una Sala de Exposiciones sin actividad, quizás lleguemos a los dos meses, quizás más. Esperamos, pero me corroe una duda funesta, porque también se explicita que ni el Ayuntamiento, ni la Junta, ni el propio Centro Cultural, tienen responsabilidad alguna en la custodia de la exposición, ni en los daños a la misma que puedan producirse. ¿No será mejor entonces hacer la exposición en la vía pública sin tanto alboroto administrativo ni pérdida de tiempo?

Norberto Spagnuolo di Nunzio

Solicitante de 15 días expositivos en dicha Sala sin fijación previa de fechas.
Mi propuesta había sido recomendado en 2005 en un Pleno de la Junta Municipal por unanimidad de los grupos políticos. Hasta ahora.

martes, 9 de octubre de 2012

6 años 6 de la desaparición de Eduardo Mignogna

Encabezo título con soniquete torero. A Eduardo los toros le causaban horror poético (de Poe), aunque disfrutara de sus exageraciones folklóricas y sus desmanes machistas, sobre todo en aquellos tiempos aún vestidos y revestidos de los 25 Años de Paz del Régimen.
Siempre aborreció y sufrió del maltrato a los animales domésticos y no domésticos, y por lo tanto lo de los toros le abrumaban por un lado y por el otro. Sí, también sufría cuando algún torerillo, un modesto banderillero, un mayorado y triposo picador caían o resultaban heridos en medio de la faena. Sin embargo, su curiosidad literaria, la misma que le llevaba a interesarse por todo tipo de historias y personajes, cuentos de esquina y café, relatos conversionales (no convencionales), etc., de esos con los que las madres se cargan en las colas de la compra, o en las fiestas familiares, pues tambiérn le atraía el interés sobre los temas de la tauromaquia y sus protagonistas.
En función de la beca de prácticas arquitectónicas que me otorgaron en Argenina, la empresa constructora española donde me tocó cumplirla, Contrucciones San Martín, tuvo la deferencia de invitarnos a una visita a Pamplona y su famosa Plaza, hito final y diario de los famosos encierros de los Sanfermines. A mí tocaba la toma de datos para una propuesta previa de ampliación de dicha Plaza, que más tarde fue objeto de un concurso público finalmente ganado por el arquitecto Rafael Moneo Vallés con el que formé equipo para tal fin, aportando aquellas primeras ideas.
Eduardo se interesaba más por el relato de sucesos e historias que por la propia significancia específica de encierros y corridas, toros y toreros, a todos los cuales ponía espacio de por medio sin dejar de valorarlos como hechos y personajes encarnadores de historias y circunstancias.
Los dos disfrutamos y aprendimos entonces de toda la documentación sobre toros, corridas, ganaderías y demás investigando en libros, revistas, periódicos y cuanta documentación al respecto pudo caer en nuestras manos y cabecitas ignorantes.
Es difícil que unos argentinos descendientes de italianos, como éramos ambos, abuelas campesinas hablandonos de sus amados burritos, transija con los conocidos lugares comunes que revisten la parafernalia de la fiesta española por excelencia. Tampoco nos creíamos mucho la otra gran fiesta, la de las procesiones de Semana Santa, aunque sí nos llamaba la atención y admirábamos la profusión de pasos, músicas, vestidos y supuestos devotos enfrascados en la penitencia, a todos los cuales respetábamos y tratábamos de entender en lo profundo de su significado y creencia.
Por entonces, apoyados en amigos que pertenecían a los grupos sociales represaliados por el régimen, bien por su pertenencia a partidos defenestrados, bien por su personalidad en tareas de arte, educación o periodismo, tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano historias pasadas y actuales, personajes y situaciones, que nos legaron con cordialidad y ánimo amistoso, un enorme caudal de conocimiento y la cercanía de grandes personalidades de todos los campos de actividad, con sus quejas, ensoñaciones, protestas y teorías.
Eduardo Mignogna, como yo mismo, pudimos recoger y almacenar así un impagable caudal de vida enrocada en las situaciones que la España predemocrática ponía a nuestra disposición, y servía de base para ir construyendo el anhelo de una sociedad más avanzada, democrática y mejor en todos los sentidos. Ambos siempre recordamos todo lo que esa etapa puso en nuestras vidas de vital, amistoso y esperanzador.
Hace 6 años 6 que Eduardo se nos fue. Justamente el otro día, el mismo 4 de Octubre previo, estando invitado a la presentación de una nueva revista de diseño gráfico y comics en uno de los lugares habituales de la gente de cine en Madrid, la Librería 8 y medio, se me subió el recordatorio de Eduardo a la sociabilidad del momento, y parece que ese, mi interior recordatorio, me impuso la tarea de contárselo a alguien, alguien con quien Eduardo pudiera haber tenido relación en el mundo del cine.
Justamente, muy cerca mío, estaba con un  grupo de amigos la excelente actriz Elena Anaya (La Piel que Habito y muchas otras), a quién se me puso en la cabeza la ocurrencia de transmitirle tal recordatorio. Y al terminar un pequeño conciertocelebratorio de músicas de películas, no dudé en llamar su atención y soltarle las que creí mejores palabras para compartir el la necesidad del recuerdo. Ella pareció demudarse un poco, pregunté si le sucedía algo, y me expresó con enorme sinceridad la sorpresa, o emoción inesperada que aquello le había producido. Así que me creí haber dado en el clavo. Pero...
¡Y como no! Resulta que en mis voluntariosos deseos de recordar a mi primo no dudé en confundirme de actriz y película, dado que la que realmente había protagonizado la película de mi Eduardo Mignogna, "El Faro del Sur" no era ella, sino la también excelente Ingrid Rubio.

Norberto Spagnuolo di Nunzio

octubre 6 de 2012

jueves, 27 de septiembre de 2012

CULTURA MUNICIPAL: A VUELTAS CON LAS REVUELTAS


Cosas complicadas de la gestión municipal Madrid-Leña / Distrito Moncloa-Aravaca.

Para que te cedan Sala de Exposiciones del Centro Cultural y hacer una exposición sobre urbanismo y arquitectura local declarada de interés por el propio Pleno de la propia Junta Municipal, cosa ocurrida en 2005.

Han pasado pues siete años entre dimes, diretes, obligaciones y circunstancias de la propia red confusa de servicio público que se ha labrado la burocracia municipal del Partido Popular para complicarte la vida y que al final te aburras, mientras mantiene un perfil bajo en su oferta cultural.

En 2005 todo era muy bonito, pero me pasaron a financiación propia o recursos de otros, fundaciones y demás, auxiliares de la cultura popular (¿?), cosa que fue imposible. Luego intenté varias veces hacer no la exposición, sino una simple charla apoyada en un proyector desde un ordenador. Me enviaron a una empresa particular que tenía subcontratada el asunto técnico, La empresa me pedía 400 euros por dos horas de servicio en el local del Centro Cultural. Es decir, los medios de producción, vulgo proyector, micrófono y atención de sala, habían pasado a manos privadas.

Después de haber conseguido dar la charla con proyector en la Parroquia del barrio (La Cena del Señor), y hacer correr posteriormente una mini exposición, autofinanciada en 300 euros, por otros lugares próximos al barrio en cuestión, infinitamente más ambles (Instituto Isaac Newton y Centro de Estudios Medioambientales de la Dehesa de la Villa),  vuelvo a intentar hacerla, exhibirla, en el local del Centro Cultural Julio Cortázar, distrito Moncloa-Aravaca, objetivo inicial de la propuesta completa. Y comienza de nuevo la peregrinación entre la marea burocrática, controladora, limitadora.

Me piden que haga la petición directamente a la Concejalilla de Cultura de la Junta, lo hago, julio de 2012, pasan dos meses sin noticias. Y ahora me llama la Sra. Directora del Centro, que me conoce desde aquel 2005, y me dice que espera la visita de la Sra. Consejala de Cultura para hablar sobre el tema, una simple exposición de imágenes y argumentos técnicos y plásticos sobre el barrio Ciudad de los Poetas-Dehesa de la Villa.

La Sra. Directora del Centro no tiene autoridad para permitir o programar una exposición, y ni siquiera para recibir la proposición, pero tiene que explicarle a la Sra. Consejala algo sobre el tema para que ésta última la autorice y se fije la fecha, ignota o posible. Antes de ello, si quiero que me dejen, debo cumplir una serie de requisitos obligatorios que ahora mismo desconozco y sobre los que debo informarme.

 

Norberto Spagnuolo di Nunzio