martes, 21 de agosto de 2007

CONGRESO LATINOAMERICANO DE ANTROPOLOGIA


Simposio
UTOPIA y REALIDAD URBANA
(Coordinadora Dña. Celia Guevara)


Ponencia Título
"DE LOS ABRUZZOS A LA CHACARITA"

Autor
Norberto A. Spagnuolo di Nunzio
(NO .s diseño integrado)
Colaboradores: Eva M. Spagnuolo; Horacio Viso; Pablo Pascuzzi

Institución
Fundación para la Ordenación del Territorio
(FUNDICOT / España)


Madrid / Buenos Aires. Marzo de 2005




The Borrello Caractheristic: This very picturesque village enjoys a wonderful view all over the SangroValley and the Monti Lupari. Very little is left of the ancient settlement, due to the massive destruction in WW2. Not to be missed are the waterfalls of the Rio Verde, inside a Natural WWF Oasis of the same name, in which are the highest natural waterfalls in the Appennines, over 200 mt (600 ft) in three separate jumps. There is another picturesque Oasis in the vicinity, the Abetina di Rosello, along the border Abruzzo-Molise, rich of white fir and other plants, among them lindens, cores and rare Lobelius maple. The reserve is also a refuge for goshawks, sparrow-hawks, hoot and cut capers.
Geogrphy:Altitude: 804 eters a.s.l / Distance from Chieti: 99 km / Population: ca. 500 inhabitants / Zip code: 66040 / Phone Area Code: 0872 / Route: “Sangritana" to Villa Santa Maria-Quadri. / Train: Ferrovia Sangritana, station Villa Santa Maria-Quadri.
History: Important since pre-Roman times, the first historical mention of the center dates back however to the 11th century. Its name derives from the Borrello family that had lordship here for a great deal of time, establishing in the place an important defense post of their wide territory (from the Sangro to the Trigno river). It was also a feifdom of the de Couternay, Caldora, d'Alagno, Arcamone, Carafa and Mascitelli.





I / Un resumen, una idea
Cien años han transcurrido desde que mi vasto tronco familiar comenzó a poblar el legendario país de La Pampa. Cinco generaciones, la última de las cuales, ya por la treintena de años, ha debido afrontar la necesidad de recuperar la nacionalidad de sus ancestros para hacer el camino de regreso en busca de un porvenir europeo. Nuestros emigrados no fueron los únicos. Antes, al mismo tiempo, o después, una tercera parte de los habitantes del pueblo origen (Borrello, Comuna di Val di Sangro, Provincia de Chietti, Abruzzos, Apeninos Centro Orientales, Italia), hizo lo mismo. En 1965, el párroco titular de la iglesia de Borrello, me confesó que no menos de 150 oriundos habían emigrado a Argentina entre los años 1890 y 1940. La mayoría de ellos eran parientes míos.
La abundancia de apellidos que perduran en el pueblo ligados a nuestra genealogía, junto a las características históricas, geográficas, y de comunicaciones de aquél, siempre me han hecho sospechar que hasta épocas recientes el pueblo fue territorio propicio a la endogamia. Aislados por la meteorología, con inviernos duros y nevados, separados de pueblos similares y próximos por largos recorridos de montaña ejercitados muchas veces a lomos de burro, era evidente que la migración no sólo respondía a la situación económica y social de la campiña italiana, sino también a la necesidad de renovación de la estirpe local, es decir, a la búsqueda de la exogamia. Razón por otra parte curiosa si se la compara con la cadena de matrimonios ínter pares de similar procedencia que alumbró la primera generación transplantada. El de mis propios padres, junto a otros muchos jóvenes y cercanos matrimonios, se constituía en la nueva patria entre familiares de algún grado.
No es la única advertencia genealógica. La mezcla a la que pertenezco, aún siendo limitada, permite comprender que en aquellos pueblos semi aislados de la Italia centro-oriental, bien pudieron acumularse cruces, pre y post históricos, entre grupos sociales e individuos relativamente marginados, apoyándose en la base de una posible antigua colonia de pobladores sabinos. A ellos habría que sumar romanos, ostrogodos, eslavos, repobladores de la Alta Edad Media procedentes, o escapados, de regiones próximas, tercios españoles del Duque de Alba, judíos perseguidos, soldados alemanes desertores de la II Guerra Mundial, etc. Y también una veta de protestantes partidarios de la Reforma, allá por los tiempos de Lutero.
La emigración del propio lar no sólo se nutre de razonables necesidades u oscuras fuerzas deterministas, sino también y mucho, de sueños, mitos y utopías, los grandes vectores dinámicos que empujan desde siempre al hombre permitiéndole soportar la dureza del transvase, asumiendo, si cabe, su beneficioso efecto de renacimiento. El emigrante es también alguien que necesita dejar de estar para poder ser, otro/otra, de ahí que los sueños, mitos y utopías guíen en parte su búsqueda, su viaje iniciativo hacia alguna tierra prometida.
El territorio, el hábitat, la casa del emigrante en la nueva patria, serán inicialmente coberturas, protecciones vinculadas tanto a las raíces antiguas como a las necesidades modernas, impuestas por el modelo de acogida. La tendencia a la agrupación por cultura, lengua, etnia, familia, o lugar de procedencia, amortigua el impacto del traslado y reimplantación, demarca selectivamente un espacio de asentamiento compartido que se irá variando en las siguientes generaciones por el paso del tiempo, la fortuna personal, o la modificación de la cultura. En el caso de mi propia familia, de los grupos familiares intervinculados con ella, y aún de parte de la migración italiana en Buenos Aires, ese territorio marco original fue el espacio amplio del barrio de La Chacarita, con su expansión paulatina y secuencial hacia los barrios aledaños de Villa Ortúzar, La Paternal, Villa Urquiza, y Villa del Parque. En el espectro de los grupos de mi familia con cultura campesina dominante, el primer aterrizaje se vinculó a las zonas de demanda de empleo rural en las provincias o gobernaciones de Buenos Aires (Tres Arroyos, Azul, Los Cardales, etc.), y La Pampa (Catriló, Macachín, Santa Rosa, etc.)
El emigrante ejercita esas necesidades antropológicas, entre el antiguo estar y el querer ser, recurriendo básicamente a la familia, las amistades del terruño, la conservación de la memoria pasiva, la preservación y uso de objetos domésticos y artesanos, la cultura culinaria, y el modelo adaptado del alojamiento. Si el peso simbólico y referencial de la antigua historia, con sus representaciones en la nueva tierra, dominan su inconsciente, difícilmente podrá dar los pasos necesarios para su renacer en otra cultura, en otro estar. De todas formas, la siguiente generación sólo conservará los esquemas semivacíos de esas dependencias, que reemplazará más adelante por otras, eso sí, más modernas y locales.

II / Querida Familia
Me animan gentilmente a participar en el Primer Congreso Latinoamericano de Antropología (Rosario de Santa Fe, 11 al 15 de Julio de 2005). Les parece bien que hable sobre Migración y Hábitat, dentro de un apartado del Simposio que versa sobre "Utopía y Realidad urbana", coordinado por nuestra amiga Celia. El tema estaría ligado, para hacerlo más cercano y accesible desde dentro, a nuestro propio entorno familiar de primos, parientes colaterales diversos, y extensiones, cada cual con su personal circunstancia migratoria, y todos juntos en las formas de radicación en Argentina, focalizando la migración italiana en general, pero abruzesa en particular. Necesito pues que aportéis los datos de la memoria que podáis recopilar, amén de los documentados que existan por vuestras casas sobre familia, estructura, personajes, vínculos parenterales, historia, viviendas y su distribución, básicamente nuestras iniciales casas de Alvarez Jonte, y Roseti -Rossetti en realidad, apellido también del Borrello, personalizado en un militar del ejército argentino, don Manuel, que combatió y murió en la Guerra del Paraguay-. Planos de barrios, lugares de radicación en Baires, y resto de provincia o país. Actos de familia, ritos, celebraciones, compromisos religiosos, nacimientos, bautizos, casamientos, muertes y entierros. Lugares del encuentro familiar, fiestas comunes, trabajos y empleos, mejoras sociales, ideas políticas, etc., siempre del núcleo primario original, abuelos Antonio Spagnuolo y José Di Nunzio, y sus familias, generación por arriba y abajo. Gracias por ello; besos a todos. Norberto, Madrid, Enero de 2005.

III / Mitos y Migración (I)
Los psicólogos argentinos León y Rebeca Grinberg aseguran que los mitos del Edén, de Babel y de Edipo nos ofrecen la posibilidad de hacer más comprensibles los fenómenos de las partes de la personalidad que tienden al conocimiento, y de las que se oponen activamente a ello. Podemos ver en esto el intento del hombre de «migrar», buscando el conocimiento donde quiera que esté, al mismo tiempo que existe en él una tendencia a obstaculizar ese intento, transformando la «migración-búsqueda» en «migración-exilio-expulsión-castigo», que origina dolor, confusión e incomunicación. Así podríamos comprender las dificultades que se presentan al individuo para tolerar el dolor de ese conocimiento verdadero que implica «no sólo el saber acerca de algo, sino el ser ese algo», ser uno mismo, con un real efecto de crecimiento y maduración mental.
En el mito de Edipo se encontrarían varias migraciones. Por ejemplo "...,su condena a muerte, para evitar el cumplimiento del oráculo, fue sustituida por una migración que lo alejó de sus padres reales y grupo de pertenencia original. La segunda migración ocurrió cuando creyendo eludir el vaticinio del oráculo, huyó de sus padres adoptivos dirigiéndose a Tebas. La tercera es el exilio, después del parricidio y el incesto. El mito (....), fue elaborado más tarde por Freud y sus continuadores en la teoría de El Complejo de Edipo, acentuando especialmente su significado sexual, y los sentimientos de amor, odio, celos y rivalidad. Corresponde a la historia de la horda primitiva, en que las leyes del totemismo imponían la migración, la exogamia, para evitar infringir los tabúes del parricidio y el incesto." ("Psicoanálisis de la Migración y del Exilio". Alianza Editorial, 1984. Pg. 14 y sig. / Pg. 155 y sig.)

IV / Querido hermano
He comenzado mis pesquisas por el lado de Nora Ivanni, rama de la Tía Julia, prima hermana de Aurora Di Luca, nuestra abuela materna. Con los de Macachín, rama de los Antonelli, familia formada por la hermana de nuestra abuela Aurora y su esposo. Los hijos del Tío Vicente Spagnuolo, hermano de Antonio Spagnuolo, nuestro abuelo: Dante, casado con Margarita, y Quintino. Por el lado de Eduardo Mignogna Ivanni, nuestro primo y cineasta famoso, lo veo difícil. Tuve conocimiento de una rama de la familia Evangelista que emigró a Estados Unidos; uno de sus miembros fue pastor metodista muy importante, llegando a escribir un libro sobre esa parte de la familia y su expansión por EE UU. Leí el libro porque me lo prestó la prima de papá, Honorina Cascciato, que fue directora de la escuela de Macachín, en La Pampa, y se casó, ya de mayor, con un comisario de policía. Besos, tu hermana. Buenos Aires, es Capital.

V / Emigración: la realidad aparente
Durante gran parte del S-XIX y principios del S-XX, el movimiento migratorio internacional más relevante fue la gran emigración europea a otros continentes, causada por fenómenos sociales y económicos relacionados con el asentamiento del régimen burgués, la revolución industrial, el crecimiento demográfico con mejoras en la sanidad, reducción de la mortalidad, y el consecuente exceso de mano de obra en el campo. América, en su conjunto, acogió a 44 de los 60 millones de personas que emigraron de Europa entre 1835 y 1914. El destino de la emigración europea pasa, a partir de 1895, de ser continental o mediterráneo, a ser transcontinental y oceánico: Estados Unidos, Brasil y Argentina. La 1ª Guerra Mundial frenó ese éxodo temporalmente para reemprenderlo luego hasta 1927, cuando vuelve a detraerse con la aparición del fascismo, sus esperanzas y limitaciones. Entre 1876 y 1925, cerca de 18 millones de habitantes emigraron a los diversos países de acogida. Esa guerra causó una fuerte mortalidad, que fue suplantada posteriormente por un descenso de la misma y un aumento de la natalidad. A finales del S-XIX, emigran al continente Americano, en sus distintas fases: 1ª) 1886 / 1890, 4.500.000 europeos. 2ª) 1906 / 1910, 800.000 europeos. 3ª) 1921 / 1930, 900.000 europeos. Un total de 7.400.000 europeos emigraron a América entre 1840 y 1940. De ellos, el 80 % eran latinos, mediterráneos. (Fuente: La Enciclopedia EL PAIS/SALVAT. 2004)
"La emigración (a América), parece estar dotada de un ritmo propio, de una fuerte espontaneidad. Ello nos señala que la emigración no es ni un todo exclusivamente demográfico, aunque sea mensurable en número de personas, ni un hecho determinado exclusivamente por las condiciones económicas, sino más bien un fenómeno de vastas proporciones, capaz de relacionar la dimensión demográfica con la social, la económica y la política. En última instancia, la emigración constituye un óptimo observatorio de la transformación de las sociedades europeas en sociedades modernas". (Carmagnani, Marcelo. Emigración mediterránea y América. 1860/1930. Archivo de Indias, 1994. Pg.. 16)

VI / Pro-sigo con el tema
Mi participación en este Primer Congreso de Antropología Latinoamericana va lenta, pues tengo muchas y posibles fuentes de información, y cada vez encuentro más -descubro en Argentina innumerables y significativas- pero parece difícil que me contesten vía on line, sobre todo con los mapas y planos. Ya he encontrado título provisional al asunto: "De los Abruzzos a La Chacarita", aunque por ahora atesore poca sustancia, junto a demasiadas ideas al respecto.
He recuperado un breve árbol genealógico de las familias Evangelista-Spagnuolo, desde Felice y Doménico, pero me faltan las Di Nunzio-Di Luca-Di Fiore. En la web de Borrello, de la que me informaste, he encontrado fotos del pueblo desde principios y mediados del S-XX, y me surge una duda. El pueblo tiene aspecto de ser, ya por entonces, fuertemente urbano, y me pregunto: ¿De qué vivían, y dónde, nuestras familias? ¿Eran campesinos o burgueses? ¿Tenían casita de pueblo o de ciudad, en piso? Y finalmente: ¿Por qué la abuela Adela hablaba todo el día de las faenas del campo con sus anécdotas, y por las noches, supuestamente para dormirnos, nos contaba truculentos avatares de misterio y aventuras campestres, pobladas de oscuros seres y exabruptos de animalario, cual si fueran fábulas de Esopo?
Por otra parte, los datos dicen que Borrello, así como el resto de pueblos hermanos del Val di Sangro, fueron, hasta después de la II Guerra Mundial, fundamentalmente agrícolas. Y otra cosa, ¿Cuándo comenzó la emigración de nuestras diversas ramas familiares, en qué fechas? Besos y saludos a todos-todos. Tu hermano, desde Madrid

VII / Mitos y Migración (y II)
En el mito de la torre de Babel, el impulso migratorio se expresa en el deseo de «llegar al cielo» para alcanzar el conocimiento de «otro mundo», distinto del conocido. Pero este deseo es, supuestamente, castigado con la confusión de lenguas y la destrucción de la capacidad de comunicación. [1]
Podemos aplicar el contenido de este mito a lo que puede sucederle a un inmigrante que, al llegar al «mundo nuevo», distinto del conocido, puede encontrar fuertes obstáculos intemos para su integración al medio, el aprendizaje del idioma, la incorporación de costumbres y normas, con el peligro de caer en una confusión que le dificulta la comunicación con los demás y consigo mismo. Estos estados confusionales pueden ser también el resultado del fracaso del mantenimiento de una disociación defensiva eficaz, o de la búsqueda demasiado prematura de una integración que aún no puede darse. Es relativamente frecuente que el inmigrante recurra al mecanismo de disociación, idealizando, por ejemplo, todas las experiencias y aspectos nuevos correspondientes al ambiente que lo acaba de recibir, al mismo tiempo que atribuye todo lo desvalorizado y persecutorio al lugar y a las personas que ha dejado. (Grinberg, León y Rebeca, 1984. Op. y Pgs. cit.)

VIII / ¡Hola desde Baires!
La forma de vida de nuestras familias en el Borrello era básicamente campesina. Por esos relatos de nuestra abuela paterna, Adela Evangelista, sé que se vivía en el pueblo, que éste era una típica aldea de montaña, pero que la mayoría trabajaba en los campos; eran contadini, o sea jornaleros. Sus familias les llevaban la comida a los lugares de trabajo. Estas eran muy nutritivas: carnes de caza, cordero y puerco, en forma de tasajos o fiambres y "pappone" , una pasta que se hacía con harina de garbanzos preparada como polenta y puré, salteada después al aceite, con ajo y picante. También la polenta de sémola tradicional, usada como pan. La familia Evangelista, la de la abuela Adela casada luego con Antonio Spagnuolo, era en parte de industriales licoreros especializados en aguardientes con hierbas de montaña, y en parte de "contadini". La familia Spagnuolo era de trabajadores urbanos, pequeños burgueses, como nuestro bisabuelo y sus hijos Vicente y Antonio Spagnuolo, que eran sastres y zapateros, así como sastre, o más bien diseñador y confeccionador de ropa, llegó a ser finalmente nuestro padre, Cornelio Agustín. En la rama materna de los Di Luca, nuestro bisabuelo, padre de Aurora, era capataz, "Mayorale", de un noble o "Barone" del pueblo de Borrello. Las mujeres hacían labores de aguja, siendo de las pocas entonces que recibían instrucción primaria, ya que compartían la enseñanza que se impartía a la familia del susodicho "Barone".
De la rama paterna de nuestra madre, los Di Nunzio, no tengo mayores noticias excepto que José, nuestro abuelo, y su padre, vinieron a América a finales del S-XIX, siendo José un muchacho de 16 años. Primero fueron a EEUU, a una ciudad de Pennsylvania, posiblemente Pittsburg, trabajando en las minas de carbón, y luego pasaron a la Argentina, a trabajar en tareas agrícolas, algo así como en campañas contra la langosta. Nuestro bisabuelo Di Nunzio, y sus hijos José y Vicente -éste último se quedó más tarde en la zona rural de Tres Arroyos- volvieron a Italia, donde nuestro abuelo se casó con abuela Aurora Di Luca, vinieron a Argentina, y se afincaron en la Pampa, cerca de Catriló, donde compraron campos porque ya se había establecido allí la hermana mayor de Aurora, Cristina, con su esposo Antonio Antonelli. Estos se hicieron después fuertes en Macachín, llegando a tener salinas, el almacén de ramos generales, y la bomba de nafta. De los Antonelli fueron hijos Elvira, casada con Moisés Di Luca -claro, un primo- y la hija de estos Leticia Di Luca, la Letti, la grandota -amiga y compañera de trabajo de Alicia Caso Di Nunzio, nuestra prima- Ernesto, casado con una alemana del Volga, de las colonias alemanas de La Pampa, que fueron los padres de Mirta Antonelli, y las dos tías solteras que visitaban mucho a mamá: Adelaida y Helena. Ernesto, Adelaida y Elena fueron los que se dedicaron al negocio del cine (el Biógrafo), en la Provincia de Buenos Aires, donde tuvieron salas en Azul, Benito Juárez, y otro pueblo que no recuerdo. Finalmente. Hacia los años sesenta, se vinieron a Buenos Aires y administraron el cine Aconcagua, en la calle Mosconi, casi esquina con Avda. San Martín.
Yolanda-Chola-Di Nunzio, nuestra madre, y su hermano Costa, nacieron en La Pampa, en el pueblo de Catriló. Poco después, como abuela Aurora Di Luca odiaba el campo, su esposo José Di Nunzio tuvo que volver a la ciudad de Buenos Aires malvendiendo sus propiedades, con lo que selló para siempre su destino económico, y de paso el nuestro, pasando a ser un simple empleado de la Anglo Argentina, compañía de tranvías de Buenos Aires, donde ejerció de conductor de tram-ways, como el propio abuelo de Eduardo Mignogna. Queda claro que la afición y cariño de tu sobrino, e hijo mío, Pablo, a recomponer viejos tranvías en desaparición, proviene de allí. En las fotos que te envié se ven algunos de estos personajes. Ciao, 'a tua sorella.

IX / La Emigración Italiana en América

Emigración total Italia/América/Argentina. (Valores absolutos)
("Emigración mediterránea y América. 1860-1930". Carmagnani, Marcelo. Archivo de Indias, 1994)

Los años de mayor proporción de emigración Italia/Argentina son los de 1917-1920-1922. Buenos Aires pasa de 663.854 habitantes en 1895, a 1.658.269 en 1919. Esta emigración es, de forma predominante, de tipo "libre", caracterizada por una "mayor modernidad", sin subsidios ni llamadas, al contrario de lo que sucedía en Brasil. El crecimiento de la población argentina por la migración representa el 29 % del total, y por nacimientos y excedentes de población propia (crecimiento vegetativo), del 40 % del total. Lógicamente, también se producen regresos de parte de ese contingente migratorio.

Regresos a Italia desde el Río de la Plata
("Emigración mediterránea y América. 1860-1930". Carmagnani, Marcelo. Archivo de Indias, 1994)

La emigración europea de carácter "mediterráneo o meridional", es la más importante a partir de la década 1891-1900, y hasta poco antes de la 1ª Gran Guerra. En orden de preferencia se produce hacia Estados Unidos, Brasil, Argentina. Sin embargo, a ésta última se genera desde Italia una emigración combinada de procedencia mixta Norte/Sur, convirtiéndose a partir de 1900 en la de mayor potencial migratorio respecto al resto de países americanos. En el caso de esta emigración a Argentina, los gastos de partida, pasaje y primera estancia son cada vez más producto de la auto financiación del emigrante, lo que le confiere ese carácter de mayor "libertad" de elección de destino, y un cierto matiz de "mayor modernidad". A comienzos del S-XX, la emigración desde la región de los Abruzzos, de donde procede nuestra familia, es una de las más fuertes junto a las de Calabria, Basilicata, Puglie, y Campania, por ese orden. En la región de los Abruzzos, existía por entonces un alto porcentaje de propietarios de la tierra (32 %), junto a un relativamente bajo, por comparación con otras regiones de Italia y Europa, de jornaleros (45,8 %), y colonos (11%).
Una de las razones de la emigración italiana es, como hemos visto, el exceso de mano de obra y la subocupación. En la zona de Los Apeninos, a la que pertenece el área migratoria del Abruzzo, la población presentaba una densidad de 35 hab./km2. Hacia 1898 se produce en el país una profunda crisis social y agrícola, con las llamadas "revueltas del hambre" en las grandes ciudades. En 1900 comienza el reinado de Víctor Manuel III, dando lugar a un momento de estabilización del país y mejoras políticas con el gobierno de Giolitti. Por otra parte, la productividad del campo a comienzos del S-XX representaba para Italia tan sólo el 60 a 62 % de la inglesa. La población se aglutina en los centros industriales del norte frente al sur agrícola, con superpoblación y subempleo por el crecimiento demográfico. A finales del S-XIX, se constata un crecimiento de la población, mientras que en el plano político se asiste a la unificación del país junto a un relativo progreso del norte. Italia pasa de 24,3 millones de habitantes en 1851 a los 32,9 de 1901, es decir 35,4 % de incremento poblacional en 50 años. Así mismo, junto al descenso de la mortalidad, es notorio el aumento de la esperanza de vida, que pasa de 35 a 44 años en el lapso 1880/1910. (Carmagnani, Marcelo. Op. Cit. 1994)

X / Caro fratello a l' Spagna
El abuelo Antonio Spagnuolo llegó a Buenos Aires alrededor de 1909, quizás un año antes, deducción hecha de lo contado por abuela Adela, que se había tenido que arreglar sola, con su hijos, por casi tres años, durante los cuales supo poco o nada de su esposo. Al final lo conminó a que decidiera de una vez que ella podía viajar, y que si no le enviaba para el pasaje lo sacaría con sus ahorros, cosa que así hizo. Además llegó a América con nueve libras esterlinas de oro, lo que fue el punto de partida para comprar el terreno de Alvarez Jonte. Eso fue a finales de Enero de 1912, en el barco Principessa Mafalda, el mismo que se hundió pocos meses después.
Papá siempre recordaba que pasaron la Navidad a bordo, y que les entregaron unos regalos por esa ocasión. A él le tocó un instrumento musical, creo que una flauta u ocarina, pero se quedó triste porque a otros niños les correspondió una especie de acordeón de juguete, y eso era lo que a él le gustaba. Papá tenía 4 o 5 años, su hermano Dominguito 6, y la abuela 27. ¡Brava la nonna!, una mujer con mucha fuerza y carácter que fue la columna vertebral de la familia. El abuelo, desde su llegada a América, no había hecho otra cosa que cuidarse bien y pasarlo mejor, iba siempre vestido como un dandy ya que su hermano era sastre de muy buena formación, con clientes entre los señores de la sociedad, pero se preocupó poco de trabajar para ahorrar y traer a la familia de Italia. Cuando llegó la abuela él estaba como cuando había llegado, sin nada ahorrado, y por supuesto sin casa ni terreno propio, algo que para nuestra abuela era fundamental. Se enfadó mucho cuando Antonio llevó a la familia recién llegada a vivir a un conventillo de la calle Viamonte. Desde ese momento lo obligó a trabajar duro y a ahorrar, y junto a lo que ella traía pudieron finalmente comprar los terrenos de Alvarez Jonte, en La Paternal. "Los terrenos", porque al principio la propiedad tenía dos, uno que es donde vivimos de pequeños, y el otro que se continuaba por la línea de fondo con salida a la calle 12 de Octubre. Allí la abuela tuvo una especie de pequeña granja urbana, con conejos, patos, gallinas y toda clase de verduras y hortalizas, cuyos productos solían vender, en una feria semanal próxima, papá y el tío Domingo. Cuando fueron completando la casa, vendieron el terreno para pagar las construcciones nuevas. En tanto, el abuelo Antonio se dedicaba a sacar abono en el Teatro Colón y seguir pasándola bien, y poco más. Trabajaba en la administración del Subterráneo Lacroze, pero nunca se ocupó de progresar. Facciaremo d' la continuitá..., Eva

XI / Migración e Identidad (I)
La migración puede afectar a los vínculos de integración espacial, temporal y social del self de una manera general pero, según los casos y momentos, puede predominar la perturbación de uno de ellos sobre los otros. Al comienzo de una migración suelen producirse estados de desorganización, de grado variable, que pueden reactivar en el recién llegado ansiedades muy primitivas, llegando a producir estados de pánico, temor a ser «devorado» por la nueva cultura, o bien a ser «despedazado». Estas vivencias pueden provenir del conflicto entre el deseo de confundirse con los otros para no sentirse marginado ni «distinto», y el deseo de diferenciarse para seguir sintiéndose «él mismo», conflicto que puede originar momentos confusionales por la mezcla entre los dos deseos, dos tipos de sentimientos, dos culturas, o momentos de despersonalización o desrealización. Las personas en esta situación se preguntan frecuentemente «¿dónde estoy?», «¿qué estoy haciendo aquí?», como suele ocurrir al despertar, en estado de duermevela. En casos extremos puede haber un extrañamiento de la propia persona, como si no hubieran podido juntar armónicamente los distintos «pedazos» de su identidad.
El inmigrante necesita traer consigo objetos familiares que le sean afectivamente significativos, para sentirse acompañado por ellos y reconocer, a través de ellos, su continuidad con su propio pasado. Es normal que las casas de los inmigrantes estén profusamente ornamentadas con objetos típicos de su cultura origen. El arte y la artesanía, la música folklórica, las pinturas o pequeñas piezas de adorno familiar, tienen por objeto afianzar los tres vínculos de su sentimiento de identidad: acentúan la diferenciación con los lugareños, evidencian la existencia de un pasado, y hacen presente relaciones con personas ausentes que le ayudan a sobrellevar el sentir que en el sitio en que está no tiene raíces, no tiene historia, no tiene abuelos (abolengo), no tiene recuerdos propios.[2] (León y Rebeca Grinberg: Op. y Pgs. Cit.)

XII / Apellidos actuales en Borrello. Chietti

AMICONE * ANNECCHINI * ANTONELLI * BEVIGLIA * BUCCIGROSSI * CALABRESE * CANNONE * CAPONERA * CASCIATO * CAVALLARO * CICCARELLI * CICOLINI * CICOLINI * CIMINO * CINQUINA * COCCA * COLACELLI * COLAIZZO PALMIERI * CORVO * COSTANTINI * COVELLA * CROCE * D'AMICO * D'ORFEO * D'ALONZO * D'AMBROSIO * D'AMICO D'ORFEO * D'ARCANGELO * D'AURO * D'ORFEO * DE LUCA * DI BATTISTA * DI BENEDETTO * DI CESARE * DI CESARE PETROLLA * DI FIORE ANNECCHINI * DI FRANCESCO PALMIERI * DI IORIO * DI LUCA * DI MENNA * DI NARDO * DI NILLO * DI NUNZIO * DI PAOLO * DI RENZO * EVANGELISTA * FERRARI * FESTA * FRACASSI * FRANCESCHELLI * GASPARI * GENTILE * GIANNOTTI * GROSSI * GROSSO CASCIATO * LALLI * LE DONNE * LUCIANO * MALANDRUCCOLO * MAMELI * MARANZANO * MARFISI * MARONGIU * MENEGOTTO * MORELLI * MOSCA * NAPOLIONE * NELLI * PACE * PACELLA * PAGANELLI * PALMIERI * PETROLLA * POLIMENO * PUCE * RAGO * RANALLI * RAUL * ROSSETTI * SCHIEDA DE LAURENTIS * SCHIRONE * SCIORILLI * SCIULLI * SILVERI * SIMONETTI * SPADA * SPAGNOLO * SPAGNUOLO * TIBERIO * VILLANI * (En negrita los interconectados de nuestra familia)

y entre ellos, los más frecuentes

ANNECCHINI * CASCIATO * D'AMICO * DI FIORE * DI LUCA * EVANGELISTA * PALMIERI * SPAGNUOLO. (en negrita los de nuestra familia. Fuente: web abruzzos.com / genealogy)

XIII / La tierra prometida
Argentina asiste al crecimiento de su población a partir de mediados del S-XIX, con 1886 como año más significativo, en virtud de esos movimientos migratorios europeos. En el período 1888/1929, el país experimenta un importante auge económico debido a la demanda mundial de alimentos, aunque los lugares de radicación preferente de la emigración sean las grandes o nacientes ciudades de la costa este sudamericana. Otro momento de auge lo constituirá el período 1940/49, en coincidencia con la II Guerra Mundial, y posterior recuperación europea.
Hacia 1929 y derivada del proceso mundial, Argentina padece una crisis de crecimiento industrial motivada por la voluntad y necesidad de no depender de las importaciones. En este contexto, el movimiento inmigratorio coincide con el período político dominado por la alternancia de progresistas y conservadores en el gobierno (1861/1916), seguido por la de radicales y conservadores (1916/1943). Son las etapas con gobiernos de Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca, Alcorta y Saenz Peña, marcadas también por el comienzo y afianzamiento de la organización y estructuración territorial y administrativa del país. Finalmente, el país se sumergirá en un período de inestabilidad con episodios de fraude electoral, corrupción, etc., que confluyen en la revolución peronista de 1943/45. Para ese entonces, la inmigración europea, salvo la procedente de los últimos conflictos, había concluido, y se ocupaba en dar futuro a su segunda generación.
La Capital Federal de la República había sido consagrada administrativamente hacia 1880. En 1895, el 50 % de la población de Buenos Aires era extranjera. A comienzos del S-XX, la población conjunta de Capital y Gran Buenos Aires superaba los tres millones de habitantes. Paralelamente se constata el surgimiento del proletariado por el desarrollo industrial, con sus movimientos revolucionarios de 1890 y 1919, muchas veces inspirados o florecidos por los ideales libertarios y sociales de los inmigrantes europeos. En 1930 se produce un nuevo y notable incremento de la población bonaerense. (Fuente: Carmagnani, Marcelo. Op. y pgs. Cit. y Enciclopedia EL PAIS/SALVAT)

XIV / Migración e Identidad.(y II)
El vínculo social del sentimiento de identidad es el más afectado por la migración, ya que los mayores cambios ocurren en relación con el nuevo entorno. En él todo es nuevo y desconocido, y para ese entorno el propio sujeto es «un desconocido». El inmigrante -salvo especiales condiciones de emigración- perderá muchos de los roles que desempeñaba en su comunidad, tanto como miembro del grupo familiar, de trabajo, profesional, de amistades, o de un grupo de actividad política.
Sin embargo, en algunos casos la migración puede ser decidida como una manera de intentar afianzar el sentimiento de identidad a través del contacto más directo con los lugares que constituyen la cuna de los ancestros. Estos lugares, a través de narraciones familiares, lecturas, tradiciones, han sido revestidos de profundos significados emocionales que representan las raíces remotas y anheladas, y posiblemente el deseo de recuperación de la "fama" genealógica. (León y Rebeca Grinberg. Op. y Pgs. Cit.)

XV / El que se fue de casa
El emigrante, el que se fue de su propia casa, está en condiciones de olvidar el pasado, aunque quizás no todo. Pero si es posible querer olvidar, tomar distancia, no sólo de cuanto nos rodea, sino de lo que creemos es "realmente nuestro", nuestros intereses, eso que nosotros mismos somos, o fuimos. En última instancia, de nosotros mismos.
Quien escapa o abandona su casa deja atrás todas las otras cosas, anexas, adjuntas, y busca de algún modo una nueva vida, un "nuevo inicio". Pero este no puede provenir de un nuevo proceso de rememoración, los nuevos caminos no pueden venir indicados por una vuelta al origen, aún cuando éste sea tomado según posibilidades distintas a aquellas que han dominado la historia de que formamos parte. (Adriano Fabris: "Elogio del que se va de casa". LA CASA, Revista SILENO. Nº 6. Junio 1999. Madrid)

XVI / El lugar, el barrio, la casa: necesidad, cultura, ensoñación.
Nuestras diversas familias emigradas se ubicaron inicialmente según su propia capacidad, accionar, y estar en relación a la memoria y costumbres respecto al pueblo italiano, es decir, según su opción de adaptación más acorde, o posible, con el nuevo entorno. De todas formas, casi todas acabaron confluyendo en el espacio habitacional que tiene como foco al barrio de La Chacarita, con un doble sentido transitorio y simbólicamente definitivo, y donde la mayoría de nuestros antepasados aún perduran: Villa Ortúzar, La Paternal, Villa Urquiza y Villa del Parque. El nombre, diminutivo, de La Chacarita, parece estar en relación con el de Chacra, pequeña o doméstica explotación agrícola, y éste haber derivado del vocablo indígena Chakra, con la etimología de "lugar central", casi con el mismo significado que en el antiguo Sánscrito de los brahamanes.
La rama materna de los Di Nunzio, Di Luca, Di Fiore, eran campesinos, aunque de cierto nivel o abolengo como capataces de las tierras del noble o "Barone" del lugar, y quizás por ello fueron inicialmente a radicarse en La Pampa, dedicándose a tareas agrícolas o de explotación en las salinas de Macachín y Catriló, para después intentar crear un establecimiento agrícola-ganadero propio. En ellos ya era más normal el habitar en entornos rurales donde el patio central tenía, y tiene, alto valor estratégico y cultural. Y así definen más tarde el hábitat urbano de Buenos Aires, en una esquina amplia y cuadrangular de la calle Roseti con Tronador, y no en un típico y urbano lote alargado entre medianeras, como el elegido por los Spagnuolo-Evangelista.
La casa es más que nada una idea cultural, una necesidad de poseer en la experiencia del habitar para proyectarse, para decir de uno mismo lo que se es, o dónde se está. Soñar casas es básicamente simple para jóvenes y niños, suele coincidir con deseos opuestos a las realidades y limitaciones signadas por el mandato de la socialización. Para ellos es el reino del buen salvaje, del animal instintivo que puede gobernar espacio y persona. Para los adultos soñar casas es más complejo. El sueño debe responder a un deber ser que exige el trabajo de lograr identificaciones con tipos ideales que se intuyen en cada una de las ensoñaciones abiertas. El emigrante agota tanto las posibilidades de su patrimonio cultural, como el de la búsqueda de lo nuevo, del cambio, en relación con el nuevo lugar y sus ensoñaciones. (Cristina Santamaría. Revista SILENO: La Casa. Madrid, Junio 1999)

XVII / Bibliografía
- Nacidos para cambiar. Enrique Gil Calvo. Taurus. 2001. Madrid.
- Vivienda y Cultura. Amos Rapoport. G. Gili. Barcelona, 1972.
- 49 Respuestas a la aventura del Pensamiento. Eduardo Pérez de Carrera. Editorial Fundación Argos. Madrid 2004
- Psicoanálisis de la Migración y del Exilio. León y Rebeca Ginberg. Alianza Editorial, Libro de Bosilllo. Madrid, 1984

Biblioteca Hispánica. Agencia Española de Cooperación Internacional
-Población, Sociedad, Familia y Migraciones en el espacio Rioplatense. Juan Carlos Caravaglia, José Luis Moreno. (ISBN-950-753-004-5)
- Historia Política, Económica y Social de la Argentina. 1880-2000. Mario Rapoport. Buenos Aires. (ISBN-950-537-529-8)
- Vida cotidiana en Buenos Aires, 1880-2000. Andrés Manuel Carretero. Editado en 2000. (ISBN-950-49-0456-4)
- Colectividad judía italiana emigrada a la Argentina, 1937/43. Vera Jarach. (ISBN-950-25-2388-1)
- Más allá del oceáno. Blengino Vanni. Centro Editor América Argentina. Buenos Aires, 1990. (ISBN-950-25-1341-X)
- Emigración mediterránea y América. 1860-1930. Marcelo Carragnani. Archivo de Indias. 1994. (ISBN-84-88770-06-5)
- Mundo Urbano y Cultura Popular. Diego Armus. Editorial Sudamericana, 1990. (ISBN-950-07-0585-0)
- Estadísticas Históricas Argentinas. 1873-1973. Vicente Vázquez Presedo. 1998. Academia Nacional de Ciencias Económicas Argentinas. (ICI-0B-17025R. 219630)




















El pueblo de Borrello hacia los años 1920/30


Los patriarcas emigrados, abuelos materno y paterno (Di Nuncio y Spagnuolo)

Segunda generación nacida en Argentina. Destilería familiar de los Evangelista en Borrello

[1] Algunas otras versiones de este mito hablan de todo lo contrario. La humanidad no habría estado sujeta, o condenada, a la confusion de lenguas y la dispersión, sino a la búsqueda de su mezcla o mestizaje, con la posibilidad de conocimiento "del otro".
[2] En este necesario universo de pertenencias cercanas, debemos dar cabida ar la vivienda como aportación de la cultura propia para ese marco de seguridad vivencial. Algunas veces, ese rol lo puede desempeñar la "última morada" en el nuevo mundo, a semejanza de las formas que se dejaron en el lar original. Por ejemplo, en el caso analizado, el Panteón mortuorio familiar en La Chacarita.

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